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Primavera socialdemócrata

La increíble victoria del PSOE de Zapatero el 14 de marzo debería levantar el ánimo del centro-izquierda. Para los socialdemócratas europeos asistentes a la Reunión de Primavera de Policy Network, este fin de semana, será un bienvenido soplo de aire primaveral.

Los gobiernos de centro-izquierda de Europa han pasado un mal invierno. El SPD alemán está teniendo que soportar el sufrimiento político que suponen las duras reformas del Estado de bienestar antes de que los beneficios económicos de las mismas empiecen a notarse. Los gobiernos socialdemócratas de Polonia, la República Checa y Hungría han recibido un varapalo. Y la vida política de Tony Blair difícilmente se puede considerar un lecho de rosas. Así que resulta agradable tener por una vez algo que celebrar. Pero si no queremos que esta celebración nos deje con resaca, no podemos permitir que la alegría enturbie nuestro juicio sobre los duros desafíos que nos esperan.

Europa necesita avanzar en la difícil agenda de reformas económicas
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Los socialistas españoles no tienen nada de pusilánimes frente al terrorismo

La prensa británica se ha centrado en las consecuencias que la victoria socialista tiene para Irak y para la guerra contra el terrorismo. Blair y Zapatero adoptaron posturas opuestas respecto a la justificación de la acción militar contra Sadam Husein. Pero el tema no es quién tenía o no razón entonces, sino cómo proporcionar un marco de seguridad multinacional auspiciado por Naciones Unidas que permita al nuevo Irak celebrar elecciones libres y seguir avanzando hacia la democracia después del traspaso de poder que tendrá lugar en junio. Este asunto no tiene por qué provocar necesariamente divisiones en Europa, si Europa tiene voluntad de unirse y ponerse en marcha.

De manera similar, en la cuestión del terrorismo, los gobiernos de la izquierda tienen el deber de demostrar que Europa puede mantenerse unida. Los socialistas españoles no tienen nada de pusilánimes. Durante años, se han enfrentado a la brutalidad sin sentido de ETA, y fueron también ellos, recordemos, los que propusieron el pacto de seguridad nacional [Pacto por las libertades y contra el terrorismo]. El centro-izquierda progresista tiene una clara aportación que hacer a la hora de redoblar los esfuerzos europeos contra el terrorismo. No tenemos inhibiciones respecto a compartir inteligencia, crear equipos de investigación conjuntos y establecer una orden de detención común. Pero, al mismo tiempo, el internacionalismo reconoce que, para que los terroristas queden aislados en sus propias comunidades, es necesaria una agenda progresista que aborde a escala mundial la pobreza, el comercio, el cambio climático y -sin duda- un proceso de paz en Oriente Próximo. La victoria de Zapatero no disminuye, sino que aumenta, la importancia de la política de modernización socialdemócrata que supone la tercera vía. Éste no es un acontecimiento secundario.

El Nuevo Laborismo (tal como se definió en 1997) no lo hizo todo bien y para siempre. Los tiempos avanzan. La agenda política a la que Bill Clinton y Tony Blair dieron forma a mediados de la década de 1990 fue una respuesta al éxito que la derecha tuvo en la de 1980, tanto en el Reino Unido como en EE UU, a la hora de atraer a la clase trabajadora con aspiraciones de ascenso social. La política adicional que los socialdemócratas deben abordar hoy está modelada por las inseguridades de la globalización: las inseguridades económicas que hacen que la gente se preocupe por su futuro, aun cuando el desempleo en Reino Unido esté en su nivel más bajo (4,9%) desde que comenzaron a hacerce estadísticas en 1973; las inseguridades sociales y la sensación de injusticia asociadas con la migración, que en Reino Unido han convertido el asilo en una cuestión interna de la mayor importancia, que preocupa a la opinión pública, y que en mi opinión adquirirá cada vez más importancia en España, y por supuesto, el temor al terrorismo.

Tengo dos observaciones políticas sobre esta nueva agenda de "inseguridad". Primero, si no se percibe que el centro-izquierda ofrece soluciones factibles, acabaremos viendo un alarmante giro hacia la derecha populista. El PP fue derrotado en las elecciones, pero no ha quedado necesariamente herido de muerte. En segundo lugar, el atajar las nuevas inseguridades ofrece una enorme oportunidad para que la Unión Europea demuestre su importancia práctica en la vida de sus ciudadanos. Desde el punto de vista económico, Europa necesita avanzar en la difícil agenda de reformas que el Consejo Europeo de Bruselas recalcará hoy nuevamente a sus países miembros. El problema no reside en decidir qué es necesario hacer, sino en hacerlo realmente. Al mismo tiempo, la nueva Comisión que asume el cargo en noviembre debe tomar la iniciativa a la hora de reformar el desacreditado Pacto de Estabilidad y potenciar una agenda comercial progresista con el fin de reanudar [las negociaciones de] Doha. En lo que respecta a los movimientos migratorios, la UE tiene un papel clave a la hora de controlar más eficazmente sus fronteras comunes, de establecer normas firmes pero justas que impidan abusar de los diferentes sistemas nacionales, y de promover la no discriminación y la integración.

El terrorismo, la emigración, la reforma económica... Éstos no son temas "naturales" para los socialdemócratas. Nuestro compromiso con los valores de la izquierda nos ponen naturalmente del lado de las libertades civiles, de un enfoque liberal de la inmigración y de la solidaridad social. Deberíamos mantenernos fieles a estos valores, pero reconocer que una respuesta socialdemócrata eficaz a los retos de la globalización exige de nosotros todavía más. Significa dureza a la hora de enfrentarse a los terroristas. Significa firmeza a la hora de garantizar normas justas para los inmigrantes y un conjunto equilibrado de derechos y responsabilidades para los que emigran. Y requiere un apoyo activo a la nueva empresa y una reforma radical del Estado de bienestar y del mercado laboral, unida a una inversión sostenida en la economía del conocimiento, si queremos revitalizar la economía europea para ponerla a la altura de los retos competitivos globales. Confío en que los británicos encontraremos en el PSOE un aliado natural a la hora de enfrentarnos a estos desafíos. Ante todo, como socialdemócratas europeos, significa hacer más cosas juntos: más Europa y más intercambio político por toda Europa. No podemos permitir que divisiones innecesarias se interpongan en este avance.

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