El líder chií de Irak califica la Constitución de "ley extranjera"
El administrador de EE UU hace un balance triunfalista de un año de ocupación
Ha empezado la cuenta atrás. Dentro de 99 días, Irak recuperará su soberanía. Con tono triunfalista, el administrador civil estadounidense en Irak, Paul Bremer, hizo ayer un balance muy positivo del año transcurrido bajo la ocupación y anunció la creación de un Ministerio de Defensa. En frente, el líder espiritual de los chiíes, mayoritarios en el país, el gran ayatolá Alí al Sistani, calificó de "ley extranjera" la nueva Constitución apadrinada por los ocupantes.
A pesar de la prisa que tanto estadounidenses como iraquíes tienen para acabar con la ocupación, muchos observadores temen que el país aún no esté preparado. El propio Bremer reconoció que la coalición seguirá presente en Irak, con tropas y asesores.
En realidad ninguno de los anuncios realizados por Bremer son realmente nuevos. El Consejo de Gobierno iraquí había avanzado a finales del enero tanto la creación del Ministerio de Defensa, como de las comisiones de integridad pública y de regulación de los medios de comunicación. Sin embargo, sus decisiones no adquieren rango de ley hasta que no las firma el administrador norteamericano. "Crearé formalmente el nuevo Ministerio de Defensa iraquí y un comité de seguridad nacional con rango ministerial en esta semana", declaró Bremer tras señalar que proteger a los ciudadanos era la principal preocupación tanto de las autoridades iraquíes como de la coalición.
Una de las primeras decisiones adoptadas por el procónsul a su llegada a Irak el pasado mayo fue la disolución de los ministerios de Defensa y de Información, así como del Ejército y de todos los servicios de seguridad. Su objetivo era liberar al país de su pasado baazista. Sin embargo, muchos ciudadanos criticaron la medida. En su opinión, alentó la inseguridad al dejar sin trabajo a muchos hombres armados y desafectos.
"Cuando se produjo la liberación, no había un solo policía en las calles y el Ejército había desaparecido", justificó Bremer antes de pasar a enumerar las mejoras que se han producido en el año transcurrido. Destacó en primer lugar, "los más de 200.000 agentes de las fuerzas de seguridad iraquíes que protegen Irak, a los iraquíes y sus infraestructuras". Esos cuerpos deberán garantizar la seguridad del país tras el traspaso de soberanía el 30 junio. Sin embargo, hay dudas respecto a su capacidad para tomar el relevo a las tropas de la coalición.
"No estamos preparados para hacernos cargo de la seguridad en dos o tres meses", ha reconocido esta semana el ministro iraquí de Interior, Nuri Badrián. "Hay muchos requisitos que deben cumplirse antes de eso como disponer de equipos, planes de seguridad, medios para ejecutar esos planes, controles de fronteras... Algunos se han alcanzado parcialmente, otros en absoluto", advertía Badrián en una entrevista con la agencia Reuters. Pero con ser la principal preocupación de los iraquíes, la seguridad no es el único obstáculo para Bremer.
El propio proceso político que Estados Unidos apadrina se encuentra amenazado por las críticas de una figura clave, el ayatolá Alí Sistani. Aunque no tiene ningún cargo oficial, ni dirige ningún partido y ni siquiera podría votar en unas futuras elecciones porque es iraní, este clérigo septuagenario es el más respetado de los líderes religiosos de la comunidad chií, mayoritaria en Irak. Pues bien este hombre reservado (hace años que no sale de su modesta casa en Nayaf), ha expresado recelos hacia la Ley Administrativa Transitoria, una especie de Constitución provisional que debe regir Irak hasta que haya un Gobierno elegido, no más tarde de diciembre de 2005.
"El mayor logro de este año ha sido político", dijo ayer Bremer. "Irak está en vías de democratización y la Ley Administrativa Transitoria establece el camino hacia la soberanía, las elecciones y la democracia", añadió antes de felicitar a los miembros del Consejo de Gobierno por haberla consensuado. "Es el marco legal sin el cual no se puede garantizar el Estado de derecho", concluyó.
Sin embargo, Sistani, a quien se responsabilizó de estar detrás de las objeciones que retrasaron la firma del documento a principios de este mes, considera que se trata de "una ley extranjera" impuesta "por las fuerzas de ocupación". En su opinión, la Asamblea Nacional constituyente que prevé esa ley estará "sujeta a numerosas limitaciones".
Visita de la ONU
"La dirección religiosa [chií] teme que las autoridades de ocupación intenten incluir esta ley en una nueva resolución de la ONU para darle legitimidad internacional", afirma Sistani en una carta a Lajdar Brahimi, el enviado especial del secretario general de la ONU a Irak. El clérigo ha dado a entender que no recibirá a Brahimi, que mañana regresa a Bagdad, si éste respalda la Constitución provisional.
Detrás de esta intromisión del líder chií en los asuntos de Estado hay una importante lucha política. Los chiíes, en especial los sectores más religiosos, están cada vez más impacientes por hacerse con el poder al que se consideran con derecho por simple cálculo numérico (se estima que son entre el 55% y el 65% de la población). No obstante, ya han perdido algunas batallas como la del estatuto de la mujer, el lugar del islam en el Estado o las garantías constitucionales a la minoría kurda. Preocupados por la actitud de Sistani, los kurdos han repetido sus exigencias para seguir en el proceso político.
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