Venus pasará este año por delante del Sol por primera vez desde 1862

Este año, en plena temporada de Marte, se cruza Venus. Se cruza literalmente, entre la Tierra y el Sol. Es el tránsito de Venus, un acontecimiento astronómico que no ha presenciado ninguna persona viva, ya que la última vez que se produjo fue hace 122 años. En 2004 se verá pasar, durante seis horas, el pequeño puntito de ese planeta sobre el gigantesco disco solar. El Observatorio Austral Europeo (ESO), con sede en Múnich (Alemania), y la Comisión Europea han preparado una campaña de información popular sobre el acontecimiento, en coordinación con varias instituciones científicas.

Venus, algo más pequeño que la Tierra, es un mundo infernal con una atmósfera de dióxido de carbono y nubes de ácido sulfúrico. La temperatura en su superficie supera los 400 grados centígrados y la presión es equivalente a la que se registra a un kilómetro de profundidad en el océano terrestre. Este planeta, el segundo contando desde el Sol, cumple una vuelta alrededor de la estrella cada 225 días, a una distancia de 0,72 unidades astronómicas (UA, la distancia de la Tierra al Sol, es decir, casi 150 millones de kilómetros) siguiendo una órbita que tiene una ligera inclinación de 3,5 grados respecto a la de la Tierra.

Es debido a esta geometría espacial y a la dinámica de los planetas alrededor de la estrella que el tránsito de Venus sólo se ve desde la Tierra cada aproximadamente 120 años, luego se produce otra vez pocos años después (en 2012 en esta ocasión) y después hay que esperar de nuevo más de un siglo (en 2117 será el siguiente). Un tránsito es como un eclipse sólo que el cuerpo celeste que se cruza en el campo de visión, Venus en este caso (o Mercurio el año pasado) se ve muy pequeño en comparación con el Sol, mucho más pequeño que la Luna. El fenómeno es muy poco corriente porque como la órbita de Venus está ligeramente inclinada casi siempre que se cruza en el campo de visión de la Tierra no se proyecta sobre el fondo del disco solar sino fuera de éste.

El próximo 8 de junio Venus se verá entrando en el disco solar a primera hora de la mañana y saldrá casi seis horas después, explicó Jean-Eudes Arlot, astrónomo del Observatorio de París, en una reunión celebrada en ESO la semana pasada sobre el próximo tránsito de Venus. Por supuesto, advierten los especialistas, los aficionados que quieran ver el fenómeno deben tomar todas las medidas de precaución para observar el Sol y evitar así el alto riesgo de sufrir serias quemaduras en los ojos.

En muchos observatorios profesionales se observará el tránsito, pero realmente el interés estrictamente científico, a esta altura de la astronomía, es escaso, aunque se realizarán

algunos estudios de la atmósfera venusiana.

Sin embargo, en el pasado, los tránsitos de Venus fueron acontecimientos relevantes de la ciencia, ya que se aprovecharon estas raras circunstancias celestes para, sobre todo, medir la distancia de la Tierra al Sol mediante la técnica del paralaje y diferentes cálculos matemáticos, explicó Arlot.

Fue Tolomeo el primero en sugerir la idea de observar los tránsitos, señaló el astrónomo francés, y también Copérnico y Kepler se interesaron por ellos. La primera observación de un tránsito (el de Mercurio) utilizando un cuarto oscuro, se hizo en 1631; en cuanto a Venus, lo hizo Jeremia Horrocks el 4 de diciembre de 1639. Para el de 1761 se prepararon expediciones a distintos rincones de la Tierra, haciendo en total 120 observaciones en 62 sitios diferentes. Las aventuras científicas se repitieron ocho años después (1769) y en esa ocasión se contó incluso con la participación del capitán James Cook, que midió el tránsito de Venus en Tahití.

Pese a todo, los resultados de las mediciones, para calcular la distancia de la Tierra al Sol no alcanzaron mucha precisión. Sin embargo, en el siglo XIX los avances tecnológicos, como los buenos relojes, se notaron en las observaciones de los tránsitos de Venus de 1874 y 1882 y se logró una precisión sorprendente de UA: entre 148,1 y 149,7 millones de kilómetros, cuando las medidas realizadas con radar más recientemente indican un valor de 149,597870691 millones de kilómetros, dijo Arlot.

La propuesta del ESO para este año es aprovechar el tránsito de Venus para que miles, o millones, de personas, sobre todo escolares, practiquen la observación astronómica. El acontecimiento se está organizando de manera que aficionados y grupos de colegios, asistidos por sus profesores, registren el momento en que Venus morderá el borde del disco solar el 8 de junio y el instante en que lo abandonará. Todas las medidas se recogerán a través de centros nacionales y servirán para que astrónomos profesionales realicen los cálculos -que conllevan una cierta complicación matemática- del fenómeno.

Además, toda esta actividad va precedida y seguida de campañas de divulgación astronómica. Un equipo de científicos ha preparado el material idóneo para esta actividad. "El objetivo es ofrecer a los profesores material útil para motivar a los estudiantes para que observen el tránsito de Venus, mostrar qué es este fenómeno y cuándo lo podemos ver, así como explicar por qué y cómo un tránsito de Venus nos permite determinar la distancia de la Tierra al Sol, en resumen para demostrar que la ciencia no es aburrida sino al contrario, es un desafío", explicó en la reunión de Múnich Rosa María Ros, catedrática de Matemáticas de la Universidad Politécnica de Cataluña y miembro del equipo internacional que prepara la campaña. [Información en: www.vt2004.org].