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Reportaje:FÚTBOL | Liga de Campeones: ida de los cuartos de final

Morientes da miedo

El Madrid se dedica en su último entrenamiento a colgar balones a su área para ver cómo anular el poder cabeceador del ahora ariete del Mónaco

Diego Torres

Ronaldo vuelve hoy. Una necesidad excesiva del Madrid. Y es que sin el brasileño se han exacerbado sus miserias hasta el punto de que, si se atiende a los precedentes, le será muy difícil no recibir un gol en su primer cruce con el Mónaco. Esto preocupa a su técnico, Carlos Queiroz.

Es irónico que el Madrid más deprimido de la temporada se pase un entrenamiento previo a un partido decisivo de la Liga de Campeones ejercitándose para frenar a un jugador que le puede hacer daño, un cabeceador justamente como el que él precisa y, además, con un contrato firmado con el club blanco.

Ayer, en efecto, Queiroz dedicó parte de la práctica a defenderse de las jugadas a balón parado teniendo en cuenta que Morientes, cedido al Mónaco, pero madridista hasta 2006, es el arquetipo del atacante que tantas averías le ha ocasionado este curso. Y le acompañarán Prso, Schillacci y Rodríguez, muy efectivos de cabeza, cortando al primero o al segundo palo los lanzamientos de Rothen.

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Toledo, en el Madrid-Zaragoza de la Liga; Álvaro, en el Zaragoza-Madrid de la Copa, y Urzaiz y Del Horno, en el Athletic-Madrid de la última jornada de la Liga, han sido los verdugos del equipo blanco imponiéndose por arriba. Lo hicieron en tres partidos consecutivos. No ha habido forma de parar a los cabeceadores contrarios por más que su táctica se viera venir. El Madrid ha recibido tres goles de este tipo -cuatro, si se considera el penalti provocado tras un cabezazo del brasileño Álvaro en la final de la Copa- en los últimos tres encuentros. Esto es mucho si se tiene en cuenta que en toda la campaña pasada fue el equipo que menos goles de cabeza recibió en la Liga: cinco.

Morientes, Moro para sus colegas madridistas, podría sumarse hoy a la lista. El ariete quiere demostrar su valía en el estadio Bernabéu, salta que da miedo y le encanta marcar de cabeza. Como decía antes de irse a Montecarlo: "Siempre intenté potenciar el salto porque hay que mejorar dentro de las opciones de cada uno. Y yo tengo debilidad por los goles de cabeza".

El fútbol es un juego cruel. No hay más que ver cómo sufre Queiroz desde hace días para mejorar la defensa ante los balones aéreos. El entrenador portugués ha trabajado con Casillas, Mejía, Pavón, Helguera, Bravo y hasta Zidane para perfeccionar una faceta que en el Madrid es cada vez más pobre. Ayer, de nuevo, los puso en el área a defenderse de los tiros que colgaban Beckham o Roberto Carlos desde el córner o los laterales.

Hasta ahora el trabajo no ha dado frutos: en el último partido, el de San Mamés, la defensa -y Casillas no se excluye- volvió a fallar por alto. Tanto que Queiroz piensa en el Mónaco desde hace una semana y ve a Morientes y no se lo cree. "Es un gran jugador", comentó a France Football con melancolía; "ahora que sé que vamos a jugar contra el Mónaco, francamente, me sería mejor que estuviera con nosotros".

El técnico mira los vídeos. Mira el de los goles marcados por el Mónaco, el de los recibidos... Ve que Morientes marca y defiende por arriba y... se siente desasosegado: ¡Éste es el tipo que remataría los centros de Beckham!

"Si se fijan", comentaba el ex entrenador madridista Vicente del Bosque hace unas semanas, "Queiroz está utilizando mucho a Zidane para contrarrestar las jugadas a balón parado porque, sin Hierro ni Morientes, le faltan jugadores altos. Y hace bien porque Zidane va muy bien de cabeza. Más de lo que se piensa".

Cruel y misterioso, así es el juego. Enviado al Mónaco para dejar sitio a canteranos como Portillo, Morientes se ha convertido en un futbolista necesario hasta para defender. Portillo, por su parte, no juega más que los minutos de la basura. "¿Le gustaría contar con Morientes?" La pregunta a Queiroz, en la conferencia de prensa, fue machacona. "No contestaré", replicó.

Las últimas declaraciones de Queiroz sobre la plantilla han sembrado cierta discordia en el vestuario y cierto malestar en los despachos. Ayer, en el entrenamiento, se vio un ejemplo: Portillo, de moral baja, se encaró con Roberto Carlos, una superestrella de ésas que consideran a la cantera más un recurso para escamotear salarios que una fuente de futbolistas útiles. El vestuario, como ocurre en época de fracasos, tiende a la división. Unos apoyan a Queiroz en todo lo que dice. Otros, no. Pero la mayoría está de acuerdo con lo que piensa.

Real Madrid: Casillas; Míchel Salgado, Helguera, Mejía, Raúl Bravo; Figo, Beckham, Guti, Zidane; Raúl y Ronaldo.

Mónaco: Roma; Givet, Squillaci, Rodríguez, Evra; Ibarra, Zikos, Bernardi o Cissé, Rothen; Giuly y Morientes.

Beckham separa a Roberto Carlos y Portillo tras un pique en el entrenamiento de ayer.
Beckham separa a Roberto Carlos y Portillo tras un pique en el entrenamiento de ayer.EFE
Ronaldo y Bravo.
Ronaldo y Bravo.EFE

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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