La comunidad ecuatoriana recuerda a sus víctimas

La capilla llena. En las tres primeras filas representantes de la clase política, y detrás de las últimas, inmigrantes ecuatorianos sosteniendo carteles en contra del terrorismo y banderas de su país. Los representantes del colectivo ecuatoriano también se encontraban en el altar. Tres sacerdotes del país suramericano, Carlos Rojas, Daniel Cárdenas y Fernando Barredo, concelebraron la misa junto al prior de la comunidad de Atocha. En las notas sagradas, la música del organista y paisano de los clérigos, José Ignacio Gavilánez. "Lo único que se puede decir en estos momentos, es que ante cualquier catástrofe, hay que seguir adelante con la vida", fueron las palabras de Barredo al final de la misa.

La ceremonia religiosa estuvo enmarcada por rostros doloridos y emotivas lágrimas de familiares de las víctimas. Como Marta, prima de José Luis Tenesaca Betancourt, una de los seis ecuatorianos fallecidos el 11-M: "Sólo espero que José Luis haya encontrado una mejor vida que ésta". Poco antes de finalizar el culto, el embajador del Ecuador en España, Francisco Carrión, pronunció con gran solemnidad un discurso en el que "llamó a todos los hombres para que nos subamos al tren de la paz". La actitud de los familiares fue muy reservada. Protagonistas principales de la tragedia, como Marta, o la viuda de Osvaldo Cisneros, otra de las víctimas mortales, se abstuvieron de pronunciar palabras en la misa. Y las condolencias no estuvieron ausentes. Una cartel con la bandera tricolor ecuatoriana resumió el sentir de todas las víctimas y sus familiares, en cada una de sus franjas amarilla, azul y roja. "Vinieron a buscar una mejor vida; cruzaron cielo y mar; y encontraron la muerte". También estuvo presente Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, y Consuelo Rumí, secretaria de Asuntos Sociales de la Ejecutiva del PSOE.