Las casas del futuro

Persianas que se suben y se bajan solas, alarmas que cuando se disparan mandan un mensaje al teléfono móvil del propietario o cafeteras que se conectan automáticamente una vez que suena el despertador son algunos de los resultados del empleo de la domótica y que, en el imaginario popular, siempre se asocia a los edificios de películas de ciencia ficción o a las viviendas de lujo. Sin embargo, en Jaén hay una empresa que proporciona el mismo servicio y, al mismo tiempo, mostrándose respetuoso con la naturaleza.

"Todo el confort en su casa sin contaminar el medio ambiente". Así reza el lema de la empresa Intelect Ingeniería de Jaén, que después de un año luchando para darse a conocer, ha conseguido su primer gran encargo: construir una casa completamente automatizada con el empleo de energías renovables y la domótica.

La empresa jiennense está constituida por tres jóvenes ingenieros que tienen muy claro que el futuro de la edificación va por este camino. "Aunque la población todavía no es consciente de la necesidad de empezar a construir con innovación y dentro de los parámetros que marcan el desarrollo sostenible", advierte Antonio Ruano, responsable de los proyectos e instalaciones relacionadas con las energía renovables.

Sus socios son Javier Martín y María del Carmen Ordóñez, empeñados en dar a conocer las ventajas que proporciona la domótica y sus sistemas que automatizan las diferentes instalaciones de una vivienda. Repiten que, para la gran mayoría, "todo esto suena a película", pero la casa en la que están trabajando, encargada por un arquitecto de la capital, demuestra que "es un campo que todavía está sin explotar".

Los responsables de Intelect Ingeniería defienden a ultranza el empleo de la domótica porque, según cuentan, aumenta la seguridad, incrementa el confort y ahorra energía, tiempo y dinero. "En un principio, el desembolso es mayor, aunque no demasiado porque, si se hacen cuentas con visión de futuro, los costes se amortizan, como ocurre con la energía fotovoltaica", asegura Antonio Ruano.

Esta energía, respetuosa con el medio ambiente, permite transformar en electricidad la radiación solar a través de unas células fotovoltaicas o placas solares. No produce contaminación de ningún tipo y una vez instalada, el costo energético es nulo. "El sistema de energía solar fotovoltaico no sólo se aplica para la producción de electricidad en zonas geográficas aisladas de la red eléctrica, sino que también se impone mediante su conexión a la red" ,añade Antonio Ruano.

Como ejemplo, Ruano explica que mientras un kilowatio de energía eléctrica cuesta a un particular 0,08 euros, quien se decida a producir energía solar fotovoltaica podrá vender el kilowatio a 0,40 euros. "A principios de 1999 entró en vigor el decreto que obliga a las empresas de electricidad a comprar la energía producida por sistemas fotovoltaicos", subraya Antonio Ruano.

Según los acuerdos adoptados por los Gobiernos en la cumbre de Kyoto, para el 2010 el 12% del consumo energético mundial debe proceden de las energías renovables, recuerda Ruano mientras indica que la energía que el Sol arroja a la Tierra es 4.000 veces mayor que la que se consume. Por eso, el progreso, la innovación tecnológica y la calidad de vida entendidos dentro del respeto al medio ambiente son las máximas de acción de estos ingenieros jiennenses.

Los tres socios de Intelect Ingeniería se conocieron cuando trabajaron para la empresa de repuestos de automóviles Valeo en Martos. Javier y María del Carmen tenían sus miras puestas en la aplicación de los sistemas de la domótica, mientras que Antonio se centraba en la puesta en marcha de proyectos relacionados con la energía solar. "Cuando pusimos en común nuestros proyectos nos dimos cuenta que se complementaban y que uno reforzaba el otro", reconoce Antonio Ruano.

Cuando hacen balance de su primer año como empresa reconocen que ha sido "duro, y como todos los comienzos, con mucho trabajo y también ilusión".

En cuanto a las ayudas que las diferentes Administraciones prometen a los jóvenes emprendedores, reconocen que existen, aunque siempre llegan tarde. "Las subvenciones no sólo son escasas, sino que desde que se solicitan, transcurre cerca de un año. Como se descuiden, más de uno las recibirá cuando no haya tenido más remedio que cerrar el negocio", cuenta Ruano.