Rebeldía prestada
Nuestro ordenamiento jurídico establece la mayoría absoluta como requisito para la aprobación de las leyes que tienen carácter orgánico y para elegir, en primera votación, a los presidentes de los Gobiernos autónomos y estatal y a los Alcaldes. En uno u otro caso, la mayoría absoluta requerida sólo puede obtenerse por un amplísimo apoyo electoral o por el diálogo y el acuerdo de distintas fuerzas políticas. No es extraño, pues, que alcanzar la mitad más uno de los escaños se haya convertido en un objetivo político de primer orden de los dos grandes partidos, para liberarse de los pactos y los acuerdos.
Los andaluces hemos tenido ocasión de conocer, en los 25 años de democracia, varios periodos de mayoría absoluta monocolor del PSOE y del PP en el Congreso y del PSOE en el Parlamento andaluz, así como numerosos gobiernos municipales con mayorías absolutas de distinto signo político. La prepotencia, la arrogancia, el rodillo, la falta de escucha, de diálogo y de debate, la negación de la identidad del otro, la corrupción, el amiguismo, la práctica clientelar, la identificación entre el partido y las instituciones, son algunas de las realidades más negativas asociadas al uso y al abuso de dichas mayorías.
Vistas las experiencias, no creemos que sea bueno para la pluralidad y la calidad democrática que un solo partido acumule tanto poder sin que existan siquiera mecanismos de control y compensación. No olvidemos, por ejemplo, que la aprobación de comisiones de investigación propuestas desde la oposición puede ser bloqueada por la mayoría absoluta si ésta entiende que puede afectarle. En IULV-CA estamos convencidos de que en la sociedad aumenta cada vez más el rechazo a las mayorías absolutas y por eso hemos pedido a los andaluces en la campaña -con poco éxito, a la vista de los resultados- que rompieran el bipartidismo y no dieran mayoría absoluta a nadie. Ha sido la rebeldía de muchos electores ante los dramáticos atentados y el deseo de desalojar al PP la que ha otorgado al PSOE una mayoría absoluta pero prestada.
Chaves quiere convencernos ahora de que ejercerá la mayoría absoluta como si no la tuviese. Contradictoria posición cuando la consecución de la mayoría absoluta ha sido su obsesión a lo largo de toda la campaña, con un constante llamamiento a la concentración del voto en el PSOE y con posiciones excluyentes e intolerantes como la de Grinán, quien afirmó, sin ruborizarse ética y políticamente, que "todo voto que no sea al PSOE es un voto a la derecha". UGT ya ha dicho que el nuevo gobierno socialista tendrá que demostrar que las mayorías absolutas no son por naturaleza negativas para los trabajadores. En IULV-CA, desde luego, somos incrédulos por experiencia.
Diego Valderas es coordinador regional de IU
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