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Un atasco continuo

J. A. Aunión

Circular por el atascado centro de Madrid en un día laborable es una aventura bastante arriesgada, sobre todo si se va con prisa. En el caso de Lavapiés, la situación resulta aún peor: aproximadamente entre las nueve de la mañana y las ocho de la noche el atasco es continuo.

Si se gira desde la plaza de Lavapiés hacia la calle del Sombrerete, aparece la razón: una furgoneta parada bloquea la calle mientras alguien carga o descarga cajas de una tienda de mayoristas. Entretanto, detrás, una fila de coches espera pacientemente o haciendo sonar con insistencia la bocina, hasta que termina el trabajo.

La escena se repite durante todo el día en decenas de las calles estrechas y angostas del barrio. En Tribulete, en San Carlos, en Amparo... hay más de 380 locales de este tipo en la zona.

Los pivotes que protegen las aceras tampoco ayudan mucho. Los vehículos de transporte son en ocasiones medianos o grandes camiones que encuentran enormes dificultades para girar. Hasta tal punto, que no es extraño encontrarse alguno atascado en un cruce.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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