El nuevo perfil del bebedor
El 'botellón' ha contribuido a que la edad media de los enganchados al alcohol se reduzca a los 26 años
"Uno empieza a beber, continúa bebiendo y bebe todos los días sin saber por qué; al final te das cuenta de que estás enganchado y no sabes muy bien por dónde salir". Así de sencillo se construye un alcohólico, explica Juan Maciá, presidente local en Elche de la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de la Comunidad Valenciana. En 2003, esta organización superó su cifra récord y dio servicio a 6.458 personas.
La federación aplicó terapias a 3.744 enfermos de alcoholismo y extendió sus actividades al seguimiento psicológico de hijos de pacientes, parejas y nuevas atenciones. Según Maciá, tanto la federación como la Asociación de Protección y Ayuda a Exalcohólicos (Apaex) de Elche se enfrenta a nuevos cambios. El abuso del alcohol viene ligado a otras adicciones como las drogas, el hachís, la ludopatía; fruto de nuevas formas de relación social y de ocio de esta sociedad". Maciá señala también un cambio en el perfil clásico del enfermo de alcoholismo. Maciá explica cómo se trata al enfermo: "Primero dirigimos al paciente a la Unidad contra el Alcoholismo (UCA) de los hospitales y luego ya atendemos otras necesidades como cursos de autoestima y nuevas aplicaciones, como la risoterapia", indica Maciá. Una de las luchas de la federación es hacer entender a la sociedad que "nadie es culpable de las enfermedades. El alcoholismo, como todas las drogodependencias, es una enfermedad y reclamamos dignidad para la enfermedad alcohólica, la misma dignidad que para cualquier otra enfermedad", según las conclusiones del XXXII Congreso Nacional de Rehabilitados celebrado en Gandia en diciembre pasado.
La federación se ha adaptado este último año con el objetivo de adecuarse al nuevo perfil del enfermo alcohólico, cuya edad ha descendido desde los 40 a los 26 años de media, según Maciá. Esta situación se da también en combinación con otro tipo de drogas o adicciones, lo que se denomina un policonsumo que, según Maciá, se debe "atacar desde muchos frentes". Uno de ellos es la prevención en los centros escolares, que imparte un grupo de psicólogas. El fenómeno del botellón ha favorecido un consumo cada vez mayor entre los jóvenes y ha redicido la edad de inicio hasta los 11 años.
La federación ofreció el pasado año un total de 84 charlas en centros escolares, 48 de ellos en la provincia de Alicante. Asimismo, el colectivo ilicitano ha ampliado los equipos de trabajo para atender a las mujeres de exalcohólicos como a mujeres alcohólicas.
Las diferentes sociedades locales sobreviven con la aportación de la Generalitat Valenciana de 340.000 euros anuales, más las aportaciones de entidades privadas y corporaciones locales. Con estos fondos, que se destinan a los programas terapéuticos y de seguimiento, se practicaron 1.920 terapias en la provincia de Alicante, 1.440 en Valencia y 384 en Castellón. Del total de 6.458 personas atendidas, 2.372 fueron intregrados en terapias de grupo.
Una de las actividades de las distintas asociaciones es el seguimiento de casos de hijos menores de edad de alcohólicos y exalcohólicos. "No debemos olvidar que también sufren la adicción de sus padres de manera muy directa", apuntó Maciá. Esta actividad sirvió de apoyo a 90 menores en la Comunidad Valenciana, repartidos en 45 en Alicante, 26 en la provincia de Valencia y otros 19 en Castellón. "Muchos niños tienen secuelas importantes por la adicción de su padre o madre al alcohol", indicó el presidente de la asociación ilicitana. También se ofreció apoyo y seguimiento a un total de 2.008 parejas de la Comunidad Valenciana, repartidas en la provincia de Valencia (872), Castellón (601) y Alicante (535).
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