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Columna
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El cambio

Hay que comprender que ha sido un golpe durísimo para la derecha. Nadie se lo esperaba. Pero así ha sido. Y están que trinan. Sobre todo sus medios de comunicación. No hay más que oir la COPE. ¡Qué barbaridad! Federiquín se ha vuelto loco. Bueno, ha progresado en su locura. ¡Qué gritos, qué insultos a diestro y siniestro! Incluso a la propia derecha la llama basura. Dispara a todo lo que se mueve. ¡Qué mitines! ¡Qué soflamas! Me recuerda a aquel Queipo de Llano, el general que arengaba a los españoles contra los rojos, desde radio Sevilla, durante la guerra, y que mi abuelo me dejaba oír, en ocasiones, por su radio de galena. Hay veces que resulta tan ridículo que más parece un histrión que un periodista. Paciencia y barajar. Y una tila.

El caso es que ha ganado Zapatero. Un político joven, de sólida formación democrática y que va a gobernar sin aspavientos ni descalificaciones, sin crispar el clima político ni buscar la confrontación desabrida y bronca con el adversario. Cosa que hace mucha falta. Como decía Pujol hace unos días, es preciso serenar el clima político-mediático, hay que recapacitar. Sí, tiene razón Pujol, recapacitar sobre cómo se han comportado algunos políticos de la derecha, empezando por Aznar y siguiendo por Arenas, Trillo, Zaplana, Michavila, Mayor Oreja... ¡Qué maneras más desabridas, más petulantes, despreciativas, insultantes, descalificativas, mentirosas...! Tengo la seguridad que esto va a cambiar. Zapatero no es de ese estilo. Lo ha demostrado desde la oposición, en la campaña y no hay razón para que no guarde ese talante desde el Gobierno.

Se ha producido el cambio. Y para algunos va a ser muy doloroso y difícil de soportar. Les ha cogido de sopetón y no les ha dado tiempo de prepararse la salida, cuando su proyecto era el de continuar y prosperar. Seguir en el negocio, vaya. ¿Qué va ser, ahora, de algunos? Por ejemplo, Zaplana. Su carrera política prometía un futuro venturoso de ascensos y progreso y de pronto, ¡zas!, todo se ha venido abajo. Lástima porque ahora tendrá más tiempo para marear la perdiz por aquí, por Valencia, para enredar y complicar las cosas. Con lo bien que estábamos.

fburguera@inves.es

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