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Seguimiento masivo de la huelga de vigilantes de parquímetros

Antonio Jiménez Barca

Los cerca de 500 vigilantes que se encargan de custodiar las zonas de aparcamiento regulado de Madrid secundaron ayer masivamente el paro convocado por los sindicatos para mejorar sus condiciones laborales. Los automovilistas, por tanto, pudieron aparcar en los lugares pintados de verde (reservados para residentes) y de azul (reservados para visitantes) sin tener que pagar y sin miedo a ser multados.

Por lo general, los vigilantes de los parquímetros patrullan las zonas reservadas con una eficacia reseñable: el automovilista que aparca sin el correspondiente ticket de pago recibe la sanción a los pocos minutos. No en vano, estos vigilantes se pasean por su área asignada inspeccionando cada coche.

Ayer no fue así: en el barrio de Ibiza no se vio en toda la mañana un solo vigilante. En esta zona, que, por lo general, tiene por la mañana plazas libres de aparcamiento, ayer no se encontraba ni un hueco vacío. La causa había que buscarla en la ausencia de controladores y en que la impunidad se había enseñoreado de nuevo con la ciudad: por todas partes había coches mal aparcados, ocupando zonas verdes y azules sin el distintivo adecuado.

Igual ocurrió en otras zonas de la capital, a juzgar por los datos de los sindicatos. Según UGT y CCOO, los vigilantes de los parquímetros han seguido la huelga casi totalmente (un 98%). Los sindicatos reclaman una mejora en las condiciones laborales. Un vigilante de parquímetros cobra al mes unos 600 euros. "Y con eso nadie puede vivir en Madrid", comenta un líder sindical.Emilio Lardero, de UGT, anunció ayer que la falta de acuerdo entre los trabajadores y la patronal (formada por una unión temporal de tres empresas: Eysa, Dormier y Setex-Sufi) empujará a los vigilantes a convocar nuevos paros para el 24 y 25 de marzo. "No hay ni intentos de aproximación por parte de la patronal, que se niega a hablar", añadió el sindicalista.

Lardero asegura que en otras ciudades que cuentan con el sistema de aparcamiento regulado, como Barcelona, Valencia o Pamplona, existe un convenio colectivo que regula las condiciones laborales de los trabajadores. "Pero aquí no", añade Lardero.

Los trabajadores reclaman que su sueldo mensual alcance los 1.000 euros. "No lo pedimos ahora, de inmediato, sino que se prometa esa subida y se vaya haciendo progresivamente. Pero lo que ofrece la empresa es, exclusivamente, una subida de 18 euros al mes. Es decir, un salario de 618 euros al mes, y con eso tampoco se puede vivir en un ciudad como Madrid", añadió el representante sindical.

Los vigilantes de los parquímetros ponen al día cerca de 7.200 denuncias. La multa por haber estacionado indebidamente llega a 42 euros. El Ayuntamiento, al año, ingresa, gracias a estas sanciones, 19 millones de euros. Las empresas, por su parte, reciben cada año de parte del Ayuntamiento 12,5 millones de euros. En la capital existen actualmente 42.000 plazas de aparcamiento en la calle dependientes de las normas de los parquímetros: bien reservadas a los residentes, bien sujetas a una tarifa.

"Sensible"

Un portavoz de la Concejalía de Seguridad asegura que el Ayuntamiento "es sensible" a las reivindicaciones de los trabajadores, pero que son las empresas "quienes deben negociar con los empleados". Ahora bien, el Ayuntamiento tiene previsto "descontar" del pago a las empresas la jornada en que el servicio no se ha realizado "más una penalización".

Los trabajadores, además de los paros previstos para los días 24 y 25 de marzo, "no descartan", en palabras de Lardero, "convocar huelgas que lleguen a durar semanas". Si estos paros se prolongan, el Ayuntamiento, según especificó el portavoz de la Concejalía de Seguridad, "puede llegar hasta a rescindir el contrato con estas empresas". "En ese caso", prosiguió, "se haría un nuevo concurso para que todas las empresas puedan participar".

Entre los automovilistas, ayer había de todo: desde los que se quejaban porque, sin parquímetros, era mucho más difícil encontrar un aparcamiento, aunque fuera pagando, a los que están de acuerdo con la huelga, sobre todo porque así no tienen que abonar ningún tipo de tarifa por encontrar un hueco donde dejar el coche.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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