Los expertos aconsejan decir la verdad a los niños paulatinamente
Los padres deben subrayar que los terroristas no lo son por pertenecer a cierta etnia
¿Qué hacer con los niños? Para asimilar un acto de tal envergadura, que afecta prácticamente a toda la población, los expertos recomiendan a los padres unas sencillas normas en el hogar centradas en el diálogo y en el mantenimiento de la costumbres diarias. En los menores que han sufrido directamente este acto, la edad, la formación en los valores de la vida y, sobre todo, el grado de madurez constituyen los elementos esenciales en su recuperación.
"Aquellos niños que antes del atentado ya han vivido una experiencia traumática del tipo que sea, como puede ser un accidente de tráfico, una agresión violenta u otro acto terrorista sucedido en otro momento, pueden tener más predisposición a sufrir algún trastorno. Es conveniente que los padres sepan que después de un acto de estas características es normal que el menor tenga manifestaciones de miedo o ansiedad", explica Ignacio Avellanosa, jefe de Psiquiatría Infantil del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
Hay tres etapas que diferencian la respuesta emocional del niño y del adolescente. "En la primera, entre los dos y los seis años, el impacto está condicionado por el desarrollo afectivo y emocional del niño. El pequeño no tiene capacidad comprensiva para aceptar un acto de este tipo. En la segunda, entre los 9 y los 12 años, el menor sabe perfectamente captar la catástrofe y es uno de los periodos más difíciles, porque tiene pocos mecanismos de defensa. En la tercera, de los 16 a los 18 años, la respuesta depende de la situación emocional, los valores, grado de madurez del joven y forma de educación del pensamiento que haya adquirido", sostiene Carmen Rubín, psiquiatra y experta en atención a víctimas del terrorismo.
Los padres deben intentar normalizar la situación: hablar con los niños, explicar qué es lo que pasa, y acompañarles de determinados momentos cuando afloren los miedos para darles seguridad, pero, sobre todo, no deben cambiar los hábitos diarios.
"En los días posteriores al atentado, la ansiedad se manifiesta principalmente con trastornos del sueño: el niño no quiere acostarse, se despierta varias veces durante la noche o sufre pesadillas. En estos casos, los padres pueden acompañarles y hablar con ellos antes de acostarse pero no deben llevarlos a su cama porque aumentan el problema. Ante la duda de si el niño debe o no debe ver las duras imágenes aparecidas en los medios de comunicación, conviene que las vean, pero siempre en compañía de los padres o de personas cercanas. También es muy importante que informen a sus hijos de que los autores del acto violento son unas determinadas personas, no todas aquellas que tienen esa nacionalidad o cultura, porque pueden culpabilizar a otros niños de esa cultura", indica Avellanosa.
Entre las consecuencias más frecuentes derivadas de un acto terrorista figuran el trastorno de angustia de separación (cuando son menores de 8 años y han perdido a un ser querido con el que tenían un fuerte vínculo), distimia (en la que coexisten síntomas de ansiedad y angustia con síntomas depresivos) y vivencia en forma de duelo con angustia, depresión o trastorno de ansiedad generalizada.
Consejos sobre niños y adolescentes: www.cruzroja.es.
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