La mañana de la masacre en Madrid
Mientras Madrid recoge los cuerpos de sus ciudadanos y trabajadores en la mañana del jueves... sus habitantes, sin contar sus orígenes y nacionalidades, intentan traducir ese odio caído sobre una ciudad abierta, una ciudad con un corazón en donde caben los madrileños y todos los españoles, los europeos. Madrid en una palabra: abrió su corazón a todo el mundo sin pedir visado a nadie.
Madrid se despierta después de haberse bañado con su agua dulce, con la esperanza del cambio para el bien de todos, con la esperanza de que siga siendo la capital de la convivencia entre todas las religiones, razas, ideas y pensamientos. En las calles madrileñas se encuentra el hispanoamericano con el árabe del Magreb o de Oriente, con el moreno que viene del extremo sur del continente más pobre... todos se cruzan con el europeo y el occidental para que siga siendo Madrid la capital permanente de la cultura, de la convivencia a pesar de todo. En eso no interfiere ni cabe ninguna decisión gubernamental.
Las calles de Madrid se llenaron de cientos de miles, de millones, de manifestantes en contra de la guerra... todas las guerras. Madrid amó a Bagdad, a Gaza y a Nablús... Y ahora les va a amar más después de sufrir la dureza del terrorismo en la carne de sus gentes.
De Madrid salieron jóvenes voluntarios como de toda España para proteger a los palestinos en Gaza, Yenín y Ramala. De Madrid, como de otras ciudades españolas, salieron las ayudas a los más necesitados, para ayudar a los palestinos y protegerles de un ejército ocupante y bien armado. También salieron hacia Irán, Turquía y Marruecos miles de toneladas de ayudas después de las noches negras de los "desastres naturales", pero al mando de todos había voluntarios y reporteros para solidarizarse con los damnificados y reflejar la realidad del siniestro.
No muy lejos de un Parlamento elegido democráticamente estallaron los explosivos de la muerte sin distinguir entre razas, religiones, edades o nacionalidades. La sangre de los trabajadores españoles se mezcló con la de los emigrantes y los refugiados legales o "ilegales"... refugiados de todo el mundo, desde Marruecos pasando por Argelia, Guinea, Ecuador o Chile. Sin olvidar a los otros europeos que adquirieron el nuevo sello de emigrantes.
Tuve la suerte de vivir las dos Españas de la década de los setenta, pero nunca tan violenta.
El terrorismo no sabe de religión, ni de raza, ni de pensamiento. La mañana de Madrid fue de masacre.
Así votaron los terroristas... Madrugaron para llegar antes que sus víctimas a las urnas del 14 de marzo.
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