_
_
_
_
Reportaje:FÚTBOL | 103ª Final de la Copa del Rey

Galletti, la cuna y Bilardo

El extremo, hijo de un ex jugador de Estudiantes, iba a las concentraciones desde los 3 años

El sábado, en Chamartín, se fue solo, como una bala, en dirección al área del Real Madrid. Vestido de avispa, con el 7 a la espalda, Galletti miró de reojo a su izquierda y vio que corría solo, que no le acompañaba nadie; así las cosas, encaró a Iker Casillas. El número 1 metió su manopla izquierda y le ganó la mano. Ayer, el 7 no se entrenó con el Real Zaragoza en Perelada (Girona), donde Víctor Muñoz, el día que cumplió 47 años, instaló el cuartel general zaragocista de cara a la final de la Copa del Rey. Jugará, mañana, estará en Montjuïc, dónde justo hace una vuelta de campeonato marcó de espectacular chilena ante el Espanyol. No estará Iker bajo los palos, pero el 7 del Zaragoza encarará a César sin miedo, llegado el momento, porque este extremo zaragocista es futbolista desde la cuna. Y pincharrata.

El 7 es Pablo Galletti (1980, La Plata, Argentina) y a los 24 años lleva tres en Zaragoza. Creció en las divisiones inferiores de Estudiantes de La Plata y a los 19 años, tras dos cursos con los pincharratas -como popularmente se conoce a este equipo argentino-, se fue al Parma. Duró medio año, no jugó y le cedieron al Nápoles, que por entonces estaba en la Segunda italiana. "Era muy joven y me añoré mucho", recuerda hoy día Galletti. Por eso volvió a casa, a La Plata, donde le encontró el Zaragoza. Y ahí está desde hace tres temporadas el niño que dormía con su padre en las concentraciones de Estudiantes.

"No había manera de dormirme si no tenía cerca a mi viejo". Y el viejo, el hombre que más goles haya marcado jamás con la rojiblanca de Estudiantes, habló con Bilardo, el entrenador. "Son muy amigos y Carlos siempre respetó mucho a mi padre cuando era jugador", advierte antes de apuntar que el narigón no puso ninguna pega: "Pedí un plegatín, Tano", le dijo a papá el entrenador.

Desde entonces, las vísperas de los partidos, al Country City Bell, algo así como la ciudad deportiva de los rojiblancos, aparecía por las tardes la señora Galletti, con su niño, apenas de tres años, a punto de tomar la papilla. La señora -que de aguantar al marido y a sus dos hijos ha terminado "por saber de fútbol", dice el zaragocista- volvía a casa y dejaba a Pablito con su padre. Tenía tres años y durante horas, acurrucado en los brazos de su progenitor, fue infantil testigo de sus tertulias con Carlos Salvador Bilardo, (que desde el banquillo hizo historia al llevar a aquel equipo a ganar dos Ligas seguidas) con Trama, líder del grupo, o Sabella, un goleador que probó fortuna mas tarde en el Sheffield United, sin encontrarla. Los recuerdos de Pablo son vagos, pero sabe, porque se lo han contado, que alguna noche le acurrucaba el narigón. Aquel niño sólo podía ser futbolista. Hoy lleva el 7 en el Zaragoza y mañana jugará la final de la Copa del Rey. Y es un Galletti. Todo un apellido ilustre en La Plata, al menos en la orilla de Estudiantes.

Galletti, ante Davids, en un Barça-Zaragoza.
Galletti, ante Davids, en un Barça-Zaragoza.EFE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_