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ELECCIONES 2004

Cargos del PP pedirán hoy cambios de estrategia tras el descalabro electoral

Dirigentes del partido creen que la dureza del Gobierno ha perjudicado a sus resultados

Dirigentes del PP catalán pedirán hoy en el comité ejecutivo que se haga autocrítica y se debata un cambio de estrategia tras el hundimiento electoral del domingo. La dirección, que encabeza Josep Piqué, atribuye la pérdida de votos a la radicalización de la campaña tanto por el Gobierno como por la oposición. El PP ha perdido 148.000 votos y seis de sus 12 escaños en el Congreso, y ha pasado de ser tercera fuerza a cuarta, por detrás del PSC, CiU y ERC.

A la espera de la reunión de la ejecutiva regional de hoy, presidida por Piqué, varios de sus miembros pedían ayer una "reflexión profunda y una autocrítica" a raíz de los malos resultados y hacían hincapié en la necesidad de debatir si procede un cambio de estrategia. Nadie piensa, sin embargo, en cuestionar el liderazgo de Piqué.

"Hemos perdido la mitad de los escaños, y de eso hay que hacer alguna evaluación", dijo ayer uno de los consultados, que pidió qudar en el anonimato. "Hemos bajado y nos hemos quedado al margen de la política", dijo otro miembro de la ejecutiva. "Las cosas tienen que cambiar. Uno de los grandes activos que aportaba Piqué al PP catalán era que había sido ministro y tenía acceso a Aznar y a Rajoy, que estaban en el Gobierno, pero ahora ya no van a estar", recalcó un tercer miembro de la ejecutiva.

"Seguramente nos hemos equivocado y eso nos obliga a una reflexión. Es absurdo penetrar en el territorio de CiU. El votante nacionalista no vendrá nunca al PP. Nuestros votantes naturales son los fronterizos con los de los socialistas", dijo otro de los consultados, también miembro de la ejecutiva.

Logros ecónomicos

Piqué preside hoy el comité ejecutivo, en el que podrían oírse algunas voces críticas. Varias fuentes del partido coincidieron en que no hay corrientes en el PP catalán, tan sólo un grupo histórico en torno a los hermanos Jorge y Alberto Fernández Díaz, que en su momento presidieron el partido en Cataluña; en ese grupo, además, figuran otros dirigentes, como Enrique Lacalle y Dolors Montserrat. Fuentes de la dirección apuntaron que el tono de dureza empleado por miembros del Gobierno saliente y de la oposición durante la campaña no ha ayudado a los populares catalanes. En cambio, la línea de moderación de Mariano Rajoy y la explicación de los logros económicos les "iban muy bien en esta campaña". En este sentido se expresaban ayer varias fuentes de la dirección del partido en Cataluña tras la derrota sin paliativos sufrida en las urnas, que les ha llevado a perder la representación parlamentaria en Lleida y Girona, a ceder uno de sus dos escaños en Tarragona y a quedarse con cinco diputados en Barcelona, tres menos que hace cuatro años.

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La dirección que encabeza Piqué, secundado por el número dos, Francesc Vendrell, insiste en que estas elecciones han estado presididas por el radicalismo y considera que ello ha perjudicado al resultado en Cataluña. Estas fuentes se remontan a las autonómicas de noviembre para refrendar que sigue siendo válido el discurso según el cual el camino adecuado es la moderación e incluso seguir entrando en el territorio de CiU.

El otro gran culpable de la fuerte pérdida de votos y escaños del PP catalán ha sido la alta participación. En el partido todo el mundo lo cree. La participación ha sido 13 puntos superior a la de hace cuatro años y la tercera más alta de unas generales en Cataluña después de las de 1977 y 1982.

Las consecuencias de la pérdida de peso del PP catalán se dejarán sentir en asuntos clave. Dos de los grandes argumentos esgrimidos por Josep Piqué en estos meses han quedado tocados por los resultados electorales, al menos en cuanto a la capacidad de influir en la contienda política. Por una parte, su compromiso de frenar el proyecto de reforma de Estatut que defienden la izquierda y CiU parece ahora un deseo inútil con un Gobierno socialista en ciernes en España. La otra gran bandera ha sido la defensa del Plan Hidrológico Nacional (PHN) -al que se oponen el nuevo Gobierno español y el catalán-, que entrará en vía muerta en cuestión de días.

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