CiU ofrece a Zapatero la abstención en la votación de investidura
Duran afirma que la federación aporta "prestigio, credibilidad y valor añadido"
Convergència i Unió (CiU) quiere evitar que en el Congreso de los Diputados se reproduzca la situación que vive en Cataluña y quede relegado durante cuatro largos años a la oposición. Los convergentes no renuncian a intervenir en la política española y para ello, lo primero que hizo ayer Josep Antoni Duran Lleida fue ofrecer la abstención de CiU en la votación de investidura de José Luis Rodríguez Zapatero. En su primer mensaje dirigido al PSOE, Duran Lleida ofreció la cara más amable y pactista de CiU.
Duran Lleida, futuro presidente del grupo de CiU en el Congreso, reconoció abiertamente que los socialistas disponen de variadas combinaciones parlamentarias para asegurarse la estabilidad en la legislatura. Pero ninguna de estas sumas, afirmó Duran, aporta al PSOE "tanto valor añadido, credibilidad y prestigio" como Convergència i Unió, una formación con amplia experiencia en apuntalar gobiernos con o sin mayoría absoluta.
Se trata de evitar que CiU quede aislada en el Congreso y que el próximo Gobierno socialista se apoye en otras formaciones políticas ajenas a los nacionalistas catalanes, una ardua tarea que ayer Duran Lleida intentó apuntalar ofreciendo al PSOE su plena disposición negociadora.
En cualquier caso, los convergentes tienen extremadamente difícil imponer condiciones propias al PSOE porque sus sus principales reivindicaciones para la presente legislatura también las abanderan los tres partidos que forman el Gobierno catalán. Es decir, reforma del Estatuto, mejora del sistema de financiación e incremento de las inversiones del Estado en Cataluña. Y es más fácil que se pongan de acuerdo antes gobiernos del mismo color político.
Pero Duran no renuncia a intervenir en la política española, ni siquiera con la reducción de su grupo parlamentario, que ha pasado de 15 a 10 diputados. Ayer mismo llamó a José Montilla, primer secretario de los socialistas catalanes, y a Manuel Chaves, presidente del PSOE. También lo intentó con José Luis Rodríguez Zapatero. El líder democristiano transmitió a ambos líderes socialistas la voluntad de CiU de asegurar la estabilidad del Gobierno e involucrarse en la gobernabilidad de España con acuerdos parlamentarios.
Enviado este mensaje, Duran cree que ahora corresponde al PSOE dar el siguiente paso. "La respuesta y la iniciativa les corresponde a los socialistas y a Zapatero", afirmó en su comparecencia informativa tras la ejecutiva.
De momento, CiU se ha comprometido a no votar en contra de la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero y ofrece, de entrada, su abstención. "No tendría sentido oponerse porque iría en contra de la realidad democrática y daríamos la espalda a la voluntad popular", explicó. Si los socialistas se aprestan a negociar, la federación nacionalista podría incluso acabar votando a favor. Duran, no osbtante, advirtió al PSOE de que CiU no ofrece "un cheque en blanco".
Los miembros de la ejecutiva acordaron ayer buscar la complicidad de otras formaciones nacionalistas para esta arriesgada y complicada estrategia de condicionar la política española. Duran Lleida habló por teléfono con Josu Jon Imaz, presidente del Partido Nacionalista Vasco, y la próxima semana se comprometieron a mantener una entrevista.
"Huérfana de poder"
La ejecutiva se dedicó ayer a analizar los resultados obtenidos por CiU en las legislativas del domingo. Los nacionalistas achacan la pérdida de cinco diputados a la "especial y difícil" campaña electoral, polarizada por el debate entre PP y PSOE y golpeada en sus últimos días por los atentados en Madrid. Duran reconoció también que los del domingo eran los primeros comicios en que CiU concurría "huérfana de poder", después de haber perdido el Gobierno de la Generalitat. No obstante, el líder democristiano informó de que la federación iniciará un periodo de reflexión, que concluirá en los congresos de Unió y de Convergència, con el objetivo de contrarrestar el sostenido descenso electoral, que quedó confirmado en los comicios del pasado domingo. Desde las legislativas de 1993, CiU ha perdido en Cataluña más de 11 puntos porcentuales y casi 340.000 votos, una bajada que se acentuó considerablemente el pasado domingo.
Respecto a las legislativas de 2000, CiU retrocedió el domingo más de 140.00 votos, lo que representa 8,03 puntos menos. Con estas cifras, CiU registra el segundo peor resultado de su historia. Habría que remontarse a 1979, antes de que alcanzaran la presidencia de la Generalitat, para encontrar unos resultados peores. Entonces, el grupo de CiU en el Congreso lo formaban ocho diputados.
Duran aprovechó la conferencia de prensa para reclamar a Zapatero las primeras medidas nada más tomar posesión como presidente del Gobierno. Primero, recuperar el diálogo con las formaciones nacionalistas, CiU y PNV, "malogradas por el PP y por José María Aznar", recuperar el consenso político en la lucha antiterrorista y, finalmente, "restituir la calidad democrática, seriamente afectada en los últimos tiempos".
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