Sin pérdida de tiempo

No se puede perder ni un sólo minuto más. Puesto que se ha producido un cambio de inquilino en La Moncloa, con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero, Andalucía no se puede permitir el lujo de desperdiciar ni siquiera un minuto para resolver los problemas pendientes que se arrastran de anteriores legislaturas. Es necesario que, cuanto antes, se visualice el cambio de la forma más clara y contundente posible. Así que es hora de ponerse a trabajar. Lo urgente pasa por resolver, de un plumazo, el pago de la deuda pendiente. Esos 2.500 millones de euros que se le atravesaron al Partido Popular (PP). O más aún, tal y como apuntaba al final de la campaña el mismo Manuel Chaves: pero que no mareen la perdiz. Tiene que venir el dinero fresco ya, sin más comisiones mixtas que valgan. Esto es, se impone la foto del presidente andaluz con el del Ejecutivo central cerrando ese contencioso y, si hiciese falta, mostrando el cheque con el que saldar esta absurda e injusta "trampa" que se mantenía con los andaluces.

No se debe defraudar ni una sola de las expectativas sembradas y en ello han de trabajar desde esta misma semana. La alternancia en el poder se tiene que notar en el desbloqueo total de las relaciones entre Madrid y Junta. Ahora no caben excusas. Sobre todo, cuando el mismo Zapatero afirmó que resolver los asuntos pendientes con Andalucía sería una de las primeras cuestiones que asumiría si era elegido presidente del Gobierno. Eso dijo en el multitudinario mitin de Dos Hermanas( Sevilla), el pasado día 29 de febrero. Aquel acto sirvió, además, para insuflarle al candidato leonés las suficientes vitaminas y para demostrar ante el "jefe" del PSOE, el poder de convocatoria de su partido en esta tierra. Por tanto, que lleve a la práctica lo prometido. No hay razones para más dilaciones.

Luego, quedan temas igual de complejos que cerrar de la etapa anterior y que, según se dijo en plena campaña, tendrían la respuesta adecuada en caso de ganar en todo el Estado español. Ahí están los numerosos recursos interpuestos por el gobierno central en el Tribunal Constitucional contra iniciativas puestas en marcha por la Junta de Andalucía. Desgraciadamente, hay mucho que hacer, tanto que en los primeros 100 días de gobierno socialista deben estar tomadas ya las medidas necesarias para dejar sentado que se desbloquea tanto lío y tanta injusticia con esta tierra. Hay tajo de sobra. Sólo es cuestión de ponerse a trabajar contra reloj.

Igualmente, hay que comprobar cómo administran los socialistas el capital político acumulado en estas elecciones que se ha traducido en una holgada mayoría absoluta en Andalucía. Chaves ha prometido, antes que nada, diálogo al tiempo que anuncia que gobernará para todos los andaluces. Deberá aplicarse con mucho ahínco a ello, pero, a veces, no tendrá más remedio que afrontar decisiones que nunca van poder estar marcadas por el consenso. Por ejemplo, el viejo y anhelado proyecto de la Caja única. A ver si ahora es capaz de cumplir este objetivo, una vez que tiene las espaldas bien cubiertas. Por cierto, será cuestión de observar cómo se le devuelve la moneda a Miguel Castillejo, quien trató de poner a salvo de la Junta "su" Cajasur al situarla bajo el amparo de la administración central. ¿Será ésta una de las próximas tareas que acometerá en Madrid Magdalena Álvarez ?

También se hacen cábalas en torno al nuevo gobierno que formará el presidente andaluz. Tendrá que confeccionarlo, por mucho que diga que no, con la vista puesta en su partido. En este ejecutivo puede que inocule el presidente la semilla de lo que puede ser su futuro relevo. O a lo mejor no. Chaves se siente tan fuerte que ha pedido dos legislaturas para culminar los proyectos para renovar Andalucía. Quizá por eso, a lo mejor no comete el error de señalar quién puede ser su sucesor, porque está claro que desde el preciso instante en que lo haga, su cabeza comenzará a oler a pólvora. A lo largo de estos últimos años hemos visto a más de uno interesado en hacerle el traje a medida. Quien lo ha intentado ha salido escopetado. A ver quién es el próximo en mover ficha. Así que, a pesar de la mayoría absoluta, todo hace indicar que habrá materia para el entretenimiento y hasta para el misterio.