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Reportaje:ELECCIONES 2004

Doce horas en una mesa, por algo más de 50 euros

1.803.882 vascos votaron ayer en el País Vasco. De ellos, 8.058 fueron además miembros de las mesas electorales en 836 colegios

La jornada de ayer tuvo unos protagonistas indiscutibles, los votantes. En las mesas electorales, otros ciudadanos cumplían también con su deber, haciéndose cargo del sufragio de sus vecinos. El presidente, los vocales y los interventores de los partidos políticos, tenían por delante doce horas largas ante unas mesas y dos urnas, la del Congreso y la del Senado. Doce horas y una pequeña compensación económica, algo más de 52 euros.

Las horas del día discurren plácidamente entre los vocales, el presidente y los interventores de PNV, PP y PSOE de la mesa electoral número 4 de la sección 18, en el Colegio Ángel Ganivet, en Vitoria. Los dos vocales y el presidente son novatos y aunque a ninguno le gustó la idea de pasarse el domingo entre papeletas de voto cuando les llegó la temida carta adjudicándoles su responsabilidad, ahora disfrutan de la jornada lo mejor que pueden. Jorge Agreda, de 22 años y estudiante de cuarto curso de Ingeniería Electrónica, se toma de manera muy profesional su cometido. Incluso dejó de salir el sábado por la noche "para aguantar bien" el domingo al frente de la mesa. El libro de instrucciones se lo ha leído dos veces, algo muy "poco habitual", asegura el interventor del PNV, Alberto Makazaga, que ya lleva ocho años supervisando la misma mesa.

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"La verdad", confiesa Agreda, "es que cuando me llegó la carta pensé ¡vaya coñazo que me espera! Pero después te metes en el papel y pasan las horas. Lo más duro fue no salir el sábado por la noche". Todo trascurre de forma natural y tranquila y por no haber no hay ni anécdotas.

Mari Carmen Burgos, de 44 años, es la primera vocal. Intentó buscar algún motivo para librarse de la cita, pero al final desistió. "Es una experiencia más y así hay que vivirlo. Hay un buen ambiente entre la gente de la mesa y eso también es importante para llevar mejor una jornada tan larga". El vocal segundo, Víctor Bárcena, de 27 años y conductor de profesión, tenía previsto ir a esquiar. "Hombre, el cambio de planes es radical".

Las horas de la mañana han pasado rápido por el trasiego de ciudadanos. Entre las tres y las cinco de la tarde la afluencia es menor y aparecen los primeros síntomas de cansancio. El único aliciente que queda es que den las ocho de la tarde y comience el recuento. Finalmente, en esta mesa arrasó el PSE.

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Sin viaje de novios

Yuraima Elósegui (Venezuela, 1971), responsable de una agencia inmobiliaria, ha cambiado una hamaca bajo las palmeras de una exótica playa tailandesa por un aula en las escuelas Larramendi de San Sebastián. Se casó hace una semana y tenía previsto partir de inmediato de viaje de novios. Sin embargo, ayer estaba en la capital guipuzcoana: le había tocado presidir la mesa electoral del distrito 3 sección uno, en la que el escrutinio arrojó una amplia ventaja del PP.

"He estado toda la semana refunfuñando", reconoce esta venezolana que vive en el País Vasco desde 1980. "Pienso que podría haberlo solucionado. Pero la verdad es que ni me molesté. Lo sentí como una especie de deber por estar en democracia y decidimos aplazar el viaje", explica. Pasan ya las 12.30 y la gente aprovecha la salida de misa o la excusa del aperitivo para acercarse a las urnas. Las colas son cada vez más largas y en la mesa no pueden levantar cabeza. "Mañana, con agujetas. No había escrito de esta forma desde hace...", bromea Agustín Ruiz Munain, ingeniero y gerente de la empresa Krafft. En principio no le tocaba estar ahí, tampoco a Rosa, casada hace 40 años y madre de tres hijos. Pero los vocales titulares no se presentaron a la constitución de la mesa y ellos ocuparon su lugar.

"Señora, no vale con la fotocopia del DNI. Necesito el original", le explica Yuraima a una señora de edad avanzada. "¿No vale? Pues lo tengo guardado para que no me lo roben". La mañana discurre con normalidad con pequeños episodios como este, porque en esta mesa, en el centro de la ciudad, votan fundamentalmente personas mayores. "El precio de los pisos se ve también en las urnas. Hay poco joven". Y poco crespón negro, y pocos comentarios sobre los acontecimientos los últimos días aunque, dice Ruiz de Munain, estos son unos comicios muy especiales. "Es un momento complicadísimo en todos los sentidos. Si eran unos los autores del atentado de Madrid era malo, si eran otros, malo también, pero los de aquí, en el fondo, hemos respirado".

"Me duele el alma"

En la entrada de las escuelas Viuda de Epalza, en la calle Tivoli, de Bilbao, alguien ha pegado una cuartilla con un lazo negro a bolígrafo y la frase "Me duele el alma". Debajo, un cirio encendido. No es el único recuerdo a las víctimas del atentado de Madrid. Algún votante se acerca portando un lazo negro en la solapa. Las horas transcurren con normalidad. En la mesa 2-35, en el primer piso del centro bilbaíno, ha votado esta mañana el ex lehendakari Ardanza. "Venía acompañado de cámaras de televisión y fotógrafos", recuerda el primer vocal, Raúl, de 25 años.

Él y su compañero, el segundo vocal, Urtzi, de 21 años, han bajado cuatro veces por la mañana a llevarle las urnas a personas que no podían subir las escaleras. Esa ha sido la anécdota más reseñable de una jornada sin incidentes. "No esperábamos que los hubiera. Los ciudadanos estamos ya acostumbrados a votar", afirma el presidente de la mesa, Javier, de 59 años. Ninguno de los tres pudo disfrutar del buen tiempo que hubo ayer en Euskadi. "Yo, al fin y al cabo, como estoy jubilado puedo darme un paseo cualquier día", indica el presidente, que más tarde comunicaría que el PNV había sido el partido más votado en su mesa.

Esta información ha sido elaborada por Eduardo Azumendi, Maribel Marín y Marta Nieto.

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