A la tercera fue la victoria
Rodríguez Zapatero, Trinidad Jiménez y Simancas compartieron el triunfo del PSOE
José Luis Rodríguez Zapatero, Rafael Simancas y Trinidad Jiménez, el trío de candidatos del PSOE en Madrid, vivieron y sufrieron ayer juntos la tercera noche electoral en el último año. En ninguna de las dos citas anteriores, las largas y tensas elecciones municipales y autonómicas de mayo y las autonómicas, repetidas, de octubre, lograron derrotar al partido rival, el PP. Ayer, en otra velada intensa, al fin alcanzaron la victoria.
Cuando ésta ya era segura, cuando los televisores y las radios escupían escrutinios por encima del 70%, a las 22.10, las lágrimas, los gritos y los abrazos explotaron dentro y fuera de la sede del PSOE, en la calle Ferraz. Pero era imposible saber si eran de alegría o de dolor "por todo lo que ha pasado estos días", explicó Carmen Roberto, una "vecina y simpatizante" que sollozaba sobre el asfalto. "Ha sido muy fuerte todo lo que hemos vivido. Las bombas, las mentiras, los muertos, las manifestaciones espontáneas... Todo, todo ha sido muy intenso", añadía una amiga.
"¡Por fin!", exclamó Jesús Caldera. "¡Por Madrid!", le contestó Simancas
A esa hora, Simancas, portavoz socialista en la Asamblea, y Jesús Caldera, portavoz en el Congreso, se fundieron en un abrazó. "¡Por fin!", exclamó Caldera. "¡Por Madrid!", le contestó Simancas. Éste explicaba: "Les he recomendado precaución a todos. Dentro del PSOE soy el perfecto ejemplo de lo traidoras que son las noches electorales. Los primeros resultados llegaron a darme ganador por encima del 50% de los votos y ahora ya me ves, en la oposición. Pero hoy esto ha cambiado".
Horas antes, mientras los tres candidatos aún sufrían encerrados en varios despachos de la sede del PSOE en la calle de Ferraz, María Dolores, una vecina que vive desde hace 59 años justo enfrente, en el primer piso del número 33, se lo tomaba con calma. Cuando quedaban unos minutos para que cerraran los colegios electorales, a las 20.00, y de que se hicieran públicas las primeras encuestas a pie de urna, María Dolores iba hacia el vecino Santuario del Inmaculado Corazón de Jesús para oír misa acompañada de sus dos hijos.
"Ya me enteraré de los resultados", decía con parsimonia. Cuando ella ya vivía en Ferraz, el PSOE era un partido ilegalizado por el franquismo y ni Zapatero, ni Simancas ni Trini habían nacido. Más allá de sus ideas políticas, que no revela, las noches electorales son para ella un engorro. "No te imaginas el ruido que hacen las máquinas de las televisiones".
"Nunca ha ganado el PSOE unas elecciones generales cuyo recuento hayamos seguido aquí", explicó una veterana trabajadora del partido. "Aquí hemos pasado las de 1996, la dulce derrota, y las de 2000, el gran mazazo. Las victorias de Felipe González las pasábamos en el hotel Palace".
El luto que vive Madrid estos días y la prudencia ante los primeros resultados que ofrecían las encuestas hizo que apenas se rompiera el silencio en la sala habilitada para militantes en la planta baja del edificio. Unos pocos aplausos recibieron la ajustada victoria que algunos sondeos a pie de urna concedían al PSOE.
"Es muy pronto todavía", advertía en el vestíbulo, a las 20.35, Castro González Páramo, 71 años, militante desde hace un cuarto de siglo y vecino de Chamberí. "Pero tengo buenas sensaciones. He sido apoderado en el colegio Loreto y he notado ilusión y optimismo". Fuera, en la calle, Maite y Víctor, una pareja de unos 40 años venida del distrito de Hortaleza, mostraban optimismo tras conocer los primeros resultados de escrutinio de papeletas. Eran las 21.15 y sólo estaba escrutado el 9% de los votos. El PSOE ganaba por cuatro puntos y 20 diputados. "Vamos a ganar", afirmaba él. "El PP se merece un escarnio por todo lo que ha hecho", añadía ella.
El Prestige, el rodillo de la mayoría absoluta y, sobre todo, los atentados del 11-M, la guerra y la "manipulación sistemática" eran referencias constantes entre militantes y simpatizantes del PSOE. Ya eran las 22.30 y la victoria era segura. La muchedumbre se apelotonaba en Ferraz y, dentro y fuera de la sede y siempre con un recuerdo emocionado por las víctimas.
Las banderas del PP dejaron de agitarse en la calle de Génova a las 22.15, cuando el 83% del escrutinio daba 164 escaños al PSOE y 148 al PP. Apenas un centenar de simpatizantes se reunió a las puertas de la sede. Las caras largas dieron paso a las lágrimas y a la rabia: "Dios mío, voy a tener que dejar la universidad. ¡Con el PSOE todos al paro!", exclamó una chica.
A pesar de todo, los presentes volvieron a animarse y empezaron a gritar "Presidente, presidente", y "Rajoy, amigo, España está contigo". Pasadas las 22.30, los ánimos de los simpatizantes del Partido Popular estaban encrespados. Los cánticos de apoyo al partido fueron sustituidos por gritos de "Un bote, dos botes, socialista el que no bote".
En el hotel Convención, lugar de concentración de la filas de IU, había decepción entre las decenas de simpatizantes que se desplazaron para arropar a sus representantes. Pero la amargura por la pérdida de escaños respecto a las elecciones de 2000 -ayer se consiguieron 5 diputados, frente a los 9 de entonces- se vio endulzada por la derrota del PP.
Un tremendo aplauso acompañaba a cada retransmisión de resultados provisionales que proclamaba la victoria del PSOE. "Si gana la izquierda gana también Izquierda Unida", aseguraba Nerea, una estudiante de Sociología de 20 años. "El PP ya no representa a la sociedad española, y eso se tiene que notar".
Esta información ha sido realizada por: Oriol Güell, Susana Hidalgo y Juan A. Aunión.
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