Irina Hakamada, la única mujer que desafió al líder ruso
De los seis candidatos a la presidencia de Rusia el más agresivo es, sin lugar a dudas, la única mujer que compite en las elecciones, la economista liberal Irina Hakamada, de 48 años, que decidió por su cuenta desafiar a Vladímir Putin, sin tener siquiera el apoyo de su partido, la Unión de Fuerzas de Derechas (UFD), que había decidido boicotear los comicios.
Hakamada, hija de un dirigente comunista japonés exiliado en la URSS, decidió jugarse el todo por el todo con la idea de que nada tiene que perder, y que si logra aunque sea un 5%, puede convertirse en el nuevo líder de los liberales.
Después de la derrota de éstos en las elecciones a la Duma (Cámara baja del Legislativo) el pasado mes de diciembre, Hakamada dejó entrever que le gustaría presentarse a las presidenciales, pero sus colegas no se lo tomaron muy en serio. Ni corta ni perezosa, Hakamada, que fue vicepresidenta de la Duma estatal, consiguió el apoyo de Leonid Nevzlin, accionista de la petrolera Yukos hoy exiliado en Israel, y también el del oligarca Borís Berezovski, exiliado en Londres.
Estilo de samurái
Al principio, algunos la consideraban un títere del Kremlin, pero pronto ella misma se encargó de demostrar que no era así. Con estilo de samurái, acusó a Putin de haber ordenado el empleo de gases letales para liberar a los rehenes secuestrados en un teatro de Moscú en octubre de 2002, a pesar de que los terroristas, según ella, no planeaban volar por los aires el edificio. Su toma de posición alejó a algunos de sus colegas, temerosos de que el harakiri pusiera en peligro su relación con el Kremlin. En cambio, la aproximó a un electorado más crítico y más radical.
Hakamada, que defiende hoy una línea más social que la de la UFD, ha buscado acercarse a los electores de Yábloko, el partido de Grigori Yablinski, también de tendencia liberal y que tampoco obtuvo representación en la Duma. Hakamada ha anunciado que va a formar un nuevo partido -Rusia Libre- y que está dispuesta a pactar cualquier coalición de fuerzas democráticas para las elecciones de 2008.
En la alta política rusa, las mujeres prácticamente se han evaporado con la llegada al poder de Vladímir Putin. Tanto que en el nuevo Gabinete no hay ni una sola mujer con el rango de ministro, y la única que existía antes, la vicejefa de Gobierno Galina Karélova, ha sido degradada a viceministro.
Hakamada, con todo, no es la única mujer que compite en unas elecciones presidenciales en Rusia. En las anteriores se presentó Ela Pamfílova, hoy jefa de la comisión de derechos humanos de la presidencia. Obtuvo poco más de un 1% de los votos.
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