El granero popular cede dos diputados al PSOE
La Comunidad Valenciana no se apartó de la línea general del resto del país y el Partido Popular sufrió una considerable reducción del número de votos, mientras el PSPV-PSOE experimentaba un significativo aumento de sufragios. En una comunidad que en los últimos años se había convertido en uno de los más importantes graneros de votos para los populares, éstos vieron cómo los socialistas reducían las distancias hasta casi dar un vuelco. De los más de 400.000 votos de diferencia a favor de los primeros en el año 2000 se ha pasado a un margen de menos de 100.000 sufragios. Si en las circunscripciones de Alicante y Valencia el PP pierde sendos diputados en beneficio del PSOE, en Castellón la caída de los populares es espectacular: el caso Fabra -el presidente de la Diputación y del partido en esa provincia, Carlos Fabra, ha sido acusado de presuntos delitos contra la Administración- les ha pasado factura, hasta el punto de que el reparto de diputados, que se había mantenido invariable en un 3-2 favorable al PP desde el año 1993, estuvo a punto de cambiar en esta ocasión. Durante gran parte del recuento, los socialistas fueron por delante y sólo a final se impusieron los populares en Castellón. La elevada participación -se superó el 78%, casi seis puntos más que hace cuatro años- y el voto útil han reforzado la bipolarización del mapa electoral valenciano, lo que ha perjudicado a la tercera fuerza en liza, Esquerra Unida-L'Entesa, que no sólo no ha recuperado el escaño por Alicante que perdió hace cuatro años, sino que estuvo a punto perder el que tenía por Valencia. Y, por supuesto, ha impedido que el Bloc Nacionalista Valencià mejorara posiciones, al quedar por debajo de los 40.000 votos.
El PP continúa como partido más votado en la Comunidad Valenciana, pero pierde casi seis puntos con respecto al año 2000, cuando se alzó con el 52,11% de los votos. La debacle popular es especialmente significativa en Valencia, donde el PP pierde cinco puntos y un diputado, a pesar de haber engullido a los regionalistas de Unión Valenciana, cuyo último presidente ha sido incluido en la lista popular al Senado. Una debacle que tiene una significativa lectura de orden interno: el cabeza de lista por Valencia y actual ministro de Trabajo y portavoz del Gobierno, Eduardo Zaplana, ha obtenido 18.745 votos menos de los que hace cuatro años logró el entonces candidato y en la actualidad presidente de la Generalitat, Francisco Camps. Y que probablemente decantará a favor de este último la batalla fratricida que ambos han mantenido en los últimos tiempos y que ha dividido a los populares valencianos en dos facciones que han dado muestras de una profunda división interna, hasta ahora desconocidas en las filas populares.
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