_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Morir en Madrid

En los suburbios viven obreros de todas clases. A las 7.00 no son los más favorecidos por la fortuna, como a las 8.00 de Nueva York no trabajaban en las Torres Gemelas los grandes ricos. Estos atentados masivos no son parte de la lucha de clases, ni buscan culpables -¿de qué?- en los que castigar algo. No es verdad lo que dice Rajoy, que lo que pasó ayer era un atentado contra la democracia: desgraciadamente, una cosa es la gente, otra la democracia y debían ser lo mismo. No basta para culpar a Aznar por la forma legaloide, exacerbante y sin salida con la que combate a ETA, ni es suficiente para añadir a sus argumentos torcidos uno más contra Carod Rovira, que sólo quiso negociar; ni contra su enemigo Zapatero.

No es eso, no. Bombardear el Pozo del Tío Raimundo, que fue la zona más pobre de Madrid a la que ayudó a salir la figura de un cura abnegado y el Partido Comunista clandestino, no tiene sentido político. En las Torres había obreros de todas las naciones. En estos puntos bombardeados de Madrid había personas de todas las autonomías y de todos los países empobrecidos: todos vinieron a arreglar sus vidas, a pesar de las persecuciones, los contratos efímeros, la amenaza del paro. Han venido a morir en Madrid a manos de criminales que lo que quieren es una independencia que no van a poder conseguir; y si la consiguen, no será para ellos, como España no es para los españoles. El mundo, decía Ciro Alegría, es ancho y ajeno.

¿Cómo va a influir en las elecciones este asesinato masivo? No lo sé. Creo que cada uno votará a quien pensaba; ninguno castigará al PP por su enloquecida política antiterrorista, ninguno a Zapatero porque los socialistas de Cataluña gobiernen con un partido cuyo dirigente se ha entrevistado con ETA para que no mate; no se puede saber. Lo espontáneo fue la suspensión de actos, de estrenos de teatro, de fútbol. El dolor.

(Repito una conversación antigua: un viejo etarra reinsertado me dijo en Bilbao: "Lo que yo no puedo olvidar es que a mí me bombardearon los españoles". "¿Y quién cree usted que me bombardeaba a mí", le contesté. En todo caso, hay una universalidad: en el mundo unos civiles se están matando entre sí. Los políticos mueren en la cama. El terrorista mataba a Lincoln, Dato, Prim: ahora mata obreros).

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_