"En España hay un espacio centrista no cubierto; en Cataluña lo cubrimos nosotros"
Josep Antoni Duran Lleida encabeza la lista de Convergència i Unió, justo cuando la federación nacionalista de la que es secretario general acaba de ser apartada del poder en Cataluña.
Pregunta. Ésta es la campaña más difícil para CiU.
Respuesta. Es una campaña difícil, sí. ¿Cómo introducir mensajes constructivos y moderados cuando domina el ruido? Pero cada día se afianzan las posibilidades de CiU. Todas las encuestas reflejan su incremento por lo que respecta al voto decisivo. La nave que llegará a puerto será la nave segura enmedio de la tempestad.
P. Ustedes luchan en todos los flancos, pues son fronterizos de todos: PSC, PP, ERC. Todos quieren seguir arañándoles, como en las locales y las autonómicas.
"Piqué fue ministro porque yo antes no acepté serlo; no acepto un ministerio al primero que pasa por delante"
"No haremos un pacto de legislatura de los que te dejan colgado; negociaremos apoyos concretos ley por ley"
"Miquel Roca coincidió con la mayoría absoluta del PSOE, pero fue un referente político general"
R. Es cierto. Pero aspiramos no sólo a afianzar nuestras fronteras, sino también a penetrar en las suyas. En el electorado conservador, mucha gente sensata opina que el PP se ha pasado de rosca y es como un caballo desbocado; que en los tres últimos años ha hecho daño a Cataluña y a toda España; que no conviene que alcance la mayoría absoluta. En Esquerra, Carod tiene seguramente votante nuevo, joven, antisistema. Pero ha perdido la credibilidad como partido de Gobierno. Resultado numérico aparte, su futuro está acotado. Si se le añade que quizá no tome posesión de su escaño en el Congreso, mucha gente sensata de ERC pensará que conviene reforzar la única opción catalanista fuerte.
P. También usted fue elegido diputado autonómico y ahora se va al Congreso.
R. No. Yo me presenté al Parlament sin esconder que iba a defender un proyecto político, el de Artur Mas, en defensa del Estatut, que tenía una continuidad en Madrid y que encabezaría las listas al Congreso. Fui proclamado antes como primer candidato al Congreso que como número dos en las autonómicas. Nunca he engañado a nadie. Siempre he dicho que iría al Congreso, y me quedaré allí a defender los intereses de Cataluña. En cambio, Carod no sabe si tomará posesión.
P. Ustedes también luchan contra la dificultad de distanciarse del PP, cuando le apoyaron ocho años y votaron las dos investiduras de José María Aznar.
R. No tengo complejo por el apoyo que dimos al PP durante los cuatro primeros años. El primero que lo pidió fue Felipe González. Aquel apoyo tuvo consecuencias muy positivas. Por primera vez se utilizó el artículo 150.2 de la Constitución (delegación de competencias); se incrementó la inversión pública del Estado, muy deficitaria con el PSOE; se suprimió el servicio militar; se suprimieron los gobernadores, se hizo una política económica modificando el impuesto de sociedades para las pequeñas empresas... La segunda legislatura fue bien durante un año y medio, hasta el acuerdo de financiación autonómica, que fue aceptado por todos los socialistas, pero entonces empezó el enfrentamiento sobre el autogobierno, sobre Irak, el Prestige, el terrorismo... Visto lo ocurrido, no volveríamos a votar aquella investidura. Compartimos la indignación que provoca el PP en Cataluña.
P. Sorprende su apelación a la equidistancia entre el PP y el PSOE. No son lo mismo.
R. Por más que prometa ahora desde la oposición, yo no puedo quedarme con los brazos cruzados si el PSOE dice que resolverá el déficit de infraestructuras en Cataluña porque, desde el Gobierno y con ministros catalanes, fue responsable de ese déficit.
P. ¿Se resignaría con 12 escaños, tres menos, que les da algún sondeo?
R. Sería un excelente resultado, sobre todo si va acompañado de que seamos determinantes en la política española.
P. Su rival del PP, Dolors Nadal, arguye que sus votos "no contarán", no serán determinantes.
R. Miquel Roca coincidió con la mayoría absoluta del PSOE, pero era un referente en la política española.
P. Entonces ustedes tenían el poder en Cataluña.
R. Pero esto no servía de nada en la política española. Para negociar la LODE con el PSOE en mayoría absoluta importaba nuestra capacidad de influencia a la hora de defender un concepto sobre un asunto neurálgico, cómo debía ser la enseñanza en nuestro país: no tenía nada que ver el hecho de tener responsabilidades en Cataluña. Al revés. Ahora tenemos las manos libres, no tenemos responsabilidades, no tenemos frenos, no estamos condicionados por una negociación de gobierno. Aunque haya una mayoría absoluta, España necesita el estilo de hacer política que encarna CiU.
P. Si son decisivos, usted será el rey del mambo...
R. No quiero ser el rey del mambo, no pretendo fotografiarme con la llave, como Carod...
P. ...Quiero decir que usted será muy influyente, y eso provocará envidias entre sus socios.
R. No. La federación está bien vacunada contra los celos. Cada uno tiene su papel. Yo dirigiré la política de CiU con proyección española, Artur Mas tiene el papel de ser el futuro presidente de la Generalitat.
P. Así, descarta el peligro de caer en la marginalidad.
R. Por supuesto. Me veo capaz de hacer un buen papel político, con o sin mayoría absoluta. Si no la hay, seremos determinantes; si la hay, seremos un punto de referencia.
P. Su propuesta de pactos es confusa.
R. Yo hablo de equidistancia para no entrar en un Gobierno ni hacer un pacto de legislatura ni con unos ni con otros. Digo: "hoy no se fía, mañana tampoco". O sea, que el tipo de pacto de legislatura que hemos hecho y que al final te deja colgado no lo repetiremos. Haremos como en tantos países, un apoyo parlamentario concreto, negociando ley por ley, reglamento por reglamento. Tras esta etapa de abuso de la mayoría absoluta del PP, será muy oxigenante para España que el centro de la vida política esté en el Parlamento.
P. Hoy dicen que sería bueno que hubiese ministros de CiU; luego, que pactarán con el ganador; luego, que ningún pacto global. ¿En qué quedamos?
R. Sigo pensando que sería bueno que el nacionalismo catalán pudiera tener ministros en Madrid. Otros, con más descaro, como Carod Rovira, no sólo lo piensan: ya se proclaman ministro del Interior. Dicho esto, deben darse unas condiciones para que esta implicación sea posible. No se dan. Ni el PP ni el PSOE entienden que nosotros planteemos las bases para una nueva etapa y un nuevo Estatuto. Si lo entendieran, haríamos un esfuerzo y nos comprometeríamos más en la gobernabilidad. Pero como no es así, no firmaremos un pacto permanente con ninguna fuerza.
P. ¿Por qué equipara el PP y el PSOE si Zapatero dijo que aceptaría el nuevo Estatuto que el Parlamento catalán aprobase?
R. Porque Zapatero confía en que en Cataluña, entre los socialistas y el PP, paren los pies a determinadas pretensiones del Estatuto. Porque el referente del PSOE es el documento de Santillana, en el que no hay ni una sola palabra referida a Cataluña.
P. Josep Piqué dice que usted se pirra por ser ministro.
R. Piqué fue ministro porque antes yo no acepté serlo. Ya he demostrado que no acepto el ministerio al primero que pasa por delante.
P. Si hubiera la posibilidad de un pacto global con el PSOE, ¿exigirían como contrapartida entrar en el Gobierno de Cataluña?
R. No deben mezclarse dos instancias diferentes. Pero evidentemente sería difícil pensar que pudiese continuar la misma situación política en Cataluña.
P. Y con el PP, ¿qué tipo de contrapartidas exigirían?
R. De entrada no planteo el pacto global, y por tanto no planteo contrapartidas. Pido un debate en el que podamos conocer hasta dónde están dispuestos a aceptar nuestras propuestas tanto Rajoy como Zapatero. Y entonces responderemos.
P. Estas elecciones, ¿son el último tren para CiU, desprovista ahora de todo poder?
R. El PP no tenía poder institucional y en 1996 ganó. De ningún modo, ésta no es la última oportunidad. Una fuerza política debe estar preparada para estar en la oposición. Hay ciclos, los ciclos cambian, se pasa de la oposición al poder, y viceversa.
P. ¿Quiere demostrar que es falsa la ecuación de que CiU eran dos pes, Pujol más poder?
R. Ya hemos sentado las bases para desmentirlo. Ya no está Pujol como candidato y ya no tenemos el poder de la Generalitat, y en cambio tenemos más cohesión que nunca.
P. Su idea de hacer una confederación de partidos centristas no ha volado.
R. Porque yo no le he dado vuelo. No fue una propuesta, sino una reflexión: en España hay un espacio centrista que no está cubierto por una opción centrista. Un espacio que en Cataluña cumple muy bien CiU. Nosotros no podemos capitanear esto a nivel general, ya ensayamos en su momento la operación Roca. Pero si podemos ser útiles a quien quiera encabezarlo, lo seremos.
P. ¿Firmaría el Pacto Antiterrorista con otro preámbulo?
R. Hoy, el único pacto antiterrorista es el del PP y el PSOE, excluyente del resto, ese pacto que Maragall quiere abrir a otras fuerzas. He hablado sobre este asunto con todos los líderes menos con Zapatero, que no se pone al teléfono. Mi idea, y sé bastante del asunto, es que debemos formular un nuevo acuerdo que impida que se utilice electoralmente el tema de ETA, que impida que nadie se deje instrumentalizar por ETA, y que deje claro que cualquier aventura de diálogo debe ser concertada previamente por los partidos democráticos. Me siento capaz de contribuir decisivamente a fraguar este consenso, porque acabar con ETA exige cooperación internacional; eficacia policial, y no me duelen prendas en felicitar por ella al Gobierno del PP y a las Fuerzas de Seguridad por ella; y el máximo consenso político. El principal adversario de ETA es una propuesta política, la de Ibarretxe, porque la asfixia al privarla de colchón electoral.
CARNÉ DE IDENTIDAD
Josep Antoni Duran Lleida, nacido en 1952 de familia humilde en Alcampell, en la franja catalanohablante de Huesca, es abogado. En 1974 se afilió a Unió Democràtica, la formación democristiana que, siendo más bien conservadora, fue fiel a la República. Presidió sus juventudes y, en 1987, el comité de gobierno del partido. En su gestión ha logrado afianzar el perfil propio de su formación en su relación con el socio mayor, la pujolista Convergència Democràtica, con la que trabó una federación en 2001. Incisivo, incansable, reputado como profesional y vocacional de la política, su última película, repetida seis veces en el vídeo doméstico, es Indochina. Su libro en la cabecera, París no se acaba nunca, de Enrique Vila Matas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.