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Reportaje:ELECCIONES 2004

El reestreno del veterano Zabaleta

"En Navarra somos más que Batasuna y en Guipúzcoa comienza a darse ese fenómeno"

Viejos conocidos y ex compañeros de Patxi Zabaleta reconocen que jamás pensaron que el veterano político y fundador de HB "se atrevería" a romper con esa formación y a liderar, acto seguido, la creación de otro partido desde la corriente interna, Aralar, en la que peleó durante el año que duró el debate de Batasuna. Frente a tantos escépticos que ahora admiten su equivocación, este abogado que, ya en las elecciones de mayo desbancó a sus ex compañeros del Parlamento de Navarra, está como niño con zapatos nuevos: estrena campaña electoral dando charlas en numerosos pueblos del País Vasco (en Navarra Aralar concurre en la coalición Nafarroa Bai con el PNV y EA) rodeado de gente joven y en medio de buenas expectativas.

"Mi caída del caballo fue la ruptura de la tregua de ETA", explica Zabaleta. "Para otros pudo ser Hipercor, como le ocurrió a Txema Montero, o Miguel Ángel Blanco. En mi caso se produjo ahí". Lo que distingue, sin embargo, a este viejo militante de otros muchos compañeros suyos descolgados de la izquierda abertzale está en haber liderado una opción alternativa, repleta de similitudes ideológicas salvo en lo que es la gran diferencia: la condena sin paliativos de la violencia política que practica ETA.

Después de la precaución que rodeó sus primeros pasos, Aralar va consolidando posiciones y sobreponiéndose al "control social" que aún ejerce Batasuna contra sus actos. A casi todas las charlas-mitin electorales de Aralar están acudiendo militantes de la formación ilegalizada con pancartas de denuncia y pretensiones de desautorización. Lekeitio, Pamplona, Durango, Lejona, Portugalete... "Quieren jugar una actitud victimista", explica Zabaleta tratando de restar importancia a estas acciones que, reconoce, tienen un efecto "disuasorio" pero también de "adhesión". "Asumimos con deportividad estos incidentes y, en ocasiones, hasta hemos polemizado con ellos: en Pamplona les dijimos que al llamarnos carroñeros estaban insultando y llamando carroña a su propia gente, y ahí se acabó el asunto", recuerda.

El ex fundador de HB está convencido de que ahora no da miedo militar en Aralar. "A mí me han echado 12 ó 13 panfletillos y me han hecho pintadas. Pero, en Navarra, a partir de un momento dado, somos más que ellos, y en Guipúzcoa comienza a darse ese fenómeno, que es paralelo", añade. Lo prueban las estadísticas que maneja Aralar, que en enero reclutó 30 nuevos militantes y en febrero 80. En total, se acercan al millar. La mayoría tiene entre 25 y 30 años, muchos estuvieron en Batasuna y en otras organizaciones, pero el 60% es gente que "se estrena" en la política, como Xabier Sarasua, el cabeza de lista por Guipúzcoa.

"Sacar a la gente del extrarradio de la política y hacerlos militantes es positivo, y en Aralar tenemos gente de los aledaños de la cultura, de los movimientos ecologistas, de los de desobediencia civil y de insumisión", indica este abogado navarro. Están sometidos a las restricciones propias de su condición de novatos -especialmente en los espacios electorales de los medios públicos-, pero los sondeos otorgan a Aralar alguna posibilidad de lograr un diputado en Guipúzcoa. Zabaleta cree que esto cambiaría el porvenir de su partido. "Sería la posibilidad de hablar de tú a tú a otros partidos y el empujón para las autonómicas" vascas. Es en estos comicios futuros donde tienen puestas sus esperanzas de crear un "polo político de izquierda, muy plural, dentro del ámbito abertzale" desde el cual poder impulsar el proceso de paz de una manera efectiva.

Con su propia historia personal, exponiendo su verdad desde la convicción del viejo luchador que mantiene vivo el compromiso con su país, Patxi Zabaleta deambula por Vizcaya, Álava y Guipúzcoa. El anuncio de su presencia llena los aforos y hace de contrapeso a un limitadísimo presupuesto de 150.000 euros para toda la campaña, el 70% procedente de aportaciones de militantes. Con esa cantidad, ni siquiera llega para repartir papeletas en todos los buzones del censo.

Por eso han planeado una campaña a la "vieja usanza", movilizando a la militancia para poner los carteles y pancartas que se ven en la calle. Ante el ninguneo de los medios públicos de comunciación donde no aparecen ni en los debates ni en la publicidad, han optado por las televisiones y periódicos locales, mucho más asequibles.

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