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Reportaje:

El (des)empleo en la madurez

Una asociación gestiona más de 6.000 contratos a mayores de 40 años

El donostiarra Agustín de la Parra, movido por la necesidad económica que veía en su casa, dejó la escuela a los 14 años y se puso a trabajar como recadista en una tienda de alimentación. Luego vino la doble jornada como cajista en los periódicos La Voz de España y Unidad. Después, un puesto de herrero y, más tarde, 20 años de camarero. Pero lo de la hostelería acabó "mal". Ahora tiene 46 años y lleva tres en paro.

"Soy una persona joven, activa, con motivaciones. Y no encuentro nada", se queja Agustín, casado (su esposa también está en paro) y con una hija estudiante de 21 años. Ha dado muchas patadas en busca de un empleo y siempre le han puesto la misma pega: su edad. Quieren personas más jóvenes. "Qué pasa, que con 46 abriles te tienes que morir. Yo tengo mucho que dar de sí todavía", subraya.

Por eso no pierde la esperanza de sumarse a quienes han encontrado un trabajo a través de la Asociación para la Corrección del Desempleo de Larga Duración (Ascodel), a la que se sumó hace un año. Luis Olaizola creó esta entidad sin ánimo de lucro en 1998 con el objetivo de hallar empleo a un colectivo con especial dificultad para ello: las personas con más de 40 años. Dentro de él presta especial atención a las mujeres que quieren reincorporarse al mundo laboral tras un tiempo centradas en la maternidad. Ascodel, que opera en Euskadi, y desde 2003 en Valencia y Alicante, ha gestionado ya 6.120 contratos.

Uno de ellos es el de Jorge Girón, de 46 años. Hace unos meses se complicaron las cosas en su penúltimo empleo, así que fue a Ascodel con la ilusión de encontrar algo mejor. Tuvo suerte. Desde octubre trabaja como conserje en una urbanización.

Agridulce es la historia de Mila Rodríguez. Con estudios de Relaciones Públicas, dejó de trabajar con la idea de criar a sus dos hijos y volver cuando fueran "mayores". "De la noche a la mañana" se quedó viuda. Tenía 38 años. "Me consideraban mayor. Y el tema de viuda con niños no motivaba", comenta, recordando todas las entrevistas a las que se presentó. Esta situación duró poco. Ascodel, cuya labor ha reconocido recientemente el Ministerio de Trabajo, le ofreció un puesto en la asociación como reinsertadora laboral. Pasado un año, le consiguió un empleo como administrativa en el que lleva tres años.

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