_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un mar de vodka

La literatura polaca sigue proporcionándonos agradables sorpresas. A las satisfacciones que en su día produjeron las publicaciones de Szymborska, Mrozec o Lec hay que añadir ahora la de Jerzy Pilch (Wisla, 1952), autor de Casa del Ángel Fuerte, best seller en su país. La novela es un tratado sobre el alcoholismo y, al mismo tiempo, la crónica de una desesperación. No se asusten: no se trata de una redención sensacionalista sino del pretexto para sumergirse en un delirio existencial. Concebido como taller de escritura, el consumo compulsivo de vodka (las botellas van cayendo como moscas) permite practicar varios géneros literarios justificados por el carácter imprevisible de la propia adicción. Con desgarradora sinceridad, Pilch explota las posibilidades de una experiencia que cuanto más vitalmente autodestructiva parece, más literariamente creativa resulta.

CASA DEL ÁNGEL FUERTE

Jerzy Pilch

Traducción de Joanna Albin

Acantilado. Barcelona, 2004

206 páginas. 12 euros

El autor no disimula sus influencias. Su protagonista, digno heredero de una estirpe de borrachos, se permite el lujo de introducir un breve y orientativo capítulo-pausa para citar a sus maestros: Steinbeck, Dostoievski, Lowry, Cioran, Roth, Bukowski o Joyce. A lo largo de esta confesión de un escritor-esponja que admite llevar 18 curas de desintoxicación y haberse iniciado en la bebida cuando el Vaticano decidió elegir a un polaco como sumo pontífice, flota la presencia del ruso Venedikt Eroféiev, otro gran maestro de lo que algunos críticos denominan, no sin cierta imprudencia, lirismo etílico. Este género suele propiciar algunas veleidades experimentales que, con el tiempo, acaban gangrenando el resto del texto. No es el caso de Pilch: la solidez del artefacto literario permanece intacta. Gracias a un uso deliberadamente expansivo de la primera persona y sin desatender las mínimas obligaciones argumentales, se establece un puente inmediato de comunicación con el lector. Y por más que el carburante de la historia, alcohol, alcohol y más alcohol, sea, junto a la voz autor, el quid de la cuestión, el todo acaba siendo un metafórico retrato del deterioro individual y colectivo.

Pese a los accidentados modales del protagonista, que se niega a redimirse a través de los caminos que ofrece una desactivada asistencia social (médicos y pacientes de centros de desintoxicación que son, en el fondo, vertederos de desequilibrios en un país más dividido por cicatrices psicológicas que por fronteras históricas o ideológicas), Casa del Ángel Fuerte consigue ser una reflexión sobre el amor, con ciertos paralelismos entre la desesperación y la angustia que producen los sentimientos y los estragos de la bebida. La verosimilitud de la narración no se basa tanto en la documentada reconstrucción de los rituales de la adicción como en la certificación de esos momentos de lucidez, más propios de un gran escritor que de un irredento bebedor. Ejemplo: "Cuando digo que no bebo, con toda seguridad no es cierto, pero cuando digo que bebo también puedo mentir como un bellaco. No lo creáis, no lo creáis. Al borracho le da vergüenza beber, pero más vergüenza le da no beber".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_