El brillo musical lo ponen las mujeres
Isabel López Calzada crea la primera orquesta sinfónica femenina de Europa
Dicen que suenan con más brillo y con otro color. Ocasión habrá de comprobarlo el jueves 11 de marzo, cuando la Orquesta Sinfónica de Mujeres de Madrid (Osmum) se presente en el Auditorio Nacional, en lo que será el debut de la primera formación femenina de Europa con estas características, por obra y gracia de Isabel López Calzada, una directora musical con garras de empresaria -"eso es algo que llevo dentro desde siempre", admite-, que ha organizado esta iniciativa desde su escuela Fabordón, en Villaviciosa de Odón, donde nació ella hace 35 años.
Parece que todavía es necesaria la discriminación positiva en la música; si no no se le habría ocurrido esta idea titánica a la maestra, que prefiere que se dirijan a ella por su nombre. Es como el final de un camino largo de preparación y ambición, la meta donde rompe la cinta esta mujer que ha estudiado cinco carreras musicales en ocho años de formación y un master en dirección empresarial musical, donde se decidió a dar el paso: reunir a 93 intérpretes -el 90% españolas y las demás de Rusia, Estados Unidos o Polonia- para recuperar, sobre todo, "el patrimonio histórico de la música hecha por mujeres", según anuncia López Calzada.
"Queremos recuperar el patrimonio histórico de la música hecha por compositoras"
Para ello ha juntado 62.000 euros "con los que arrancar", dice, a cuenta del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), del Ayuntamiento de su pueblo y de las colaboraciones de tiendas musicales como Garijo o Hazen, para presentarse ayer en el Auditorio Teresa Berganza de Madrid ante televisiones españolas, internacionales y prensa de todos los colores. Allí estaba ella con la batuta y con sus rizos contrapuntísticos -"me gusta el barroco", admite-, su novio de la misma talla -bastante alta-, su troope de promoción y Mercedes Zavala, compositora, de quien ha elegido la obra El océano sin nombre para el concierto del jueves.
Cuenta López Calzada que su labor va a ser, sobre todo, "de recuperación". Si le parece alarmante que se desconozcan los talentos de Clara Schumann, Alma Mahler o Fanny Mendelssohn -de quien el jueves harán su Obertura para orquesta- le horroriza todavía más que no se interpreten las obras "de todas aquellas que no eran ni esposas ni hermanas de los grandes".
El pasado tendrá peso, pero el presente, lo mismo. "Haremos obras de compositoras vivas. Es un lujo poder discutir con ellas cómo quieren que suene su música", dice en la sede de su escuela de música en Villaviciosa, donde estudia y repasa las partituras de lo que harán el jueves.
Habrá piezas de mujeres, pero también el Concierto para piano y orquesta de Grieg y la Fantasía de Romeo y Julieta, de Chaikovski, "un compositor muy importante para mí", agrega. Está empeñada también en demostrar la sensibilidad especial que aportarán a los clásicos. "Tenemos una manera diferente de tocar. Más delicadeza, otra sensibilidad, expresividad, luz, color, más ligereza sin perder la fuerza", define esta mujer, perteneciente a una generación en la que también agarran la batuta nombres como la vasca Imma Shara -"estudió dirección de orquesta en mi misma promoción", afirma- o la canaria Gloria Isabel Ramos.
Quiere demostrar ese toque en todo lo que hagan y redescubrir cosas olvidadas o dejadas de lado, sin renunciar a los grandes nombres, de Bach a Stravinski y de Mozart a Beethoven, Brahms o Bruckner, que no le asustan. "No hay música más propia de mujeres que de hombres para ser interpretada. Será la misma, pero hecha de otra forma", afirma.
Que nadie se sienta discriminado, de todas maneras. Los intérpretes masculinos tampoco. Para la primera aparición cuentan con el pianista Marcelino López Domínguez, que hará el concierto de Grieg, y piensan invitar a más.
¿Al podio también? "¿Por qué no? Si se atreven".
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