"El farolillo de cola de Europa"

"En 1996, España era referencia de Europa, pero por nuestra tasa de paro o por nuestra inflación desbocada. Éramos la referencia de lo que Europa no debía ser, el farolillo de cola del tren europeo". Ana Palacio debutó ayer con esta frase como mitinera de altos vuelos, pero no cargó las tintas de la recriminación mucho más allá de alguna referencia a los errores del PSOE en las negociaciones de Bruselas. Y, desde luego, no habló de la guerra.

La ministra de Exteriores realiza una campaña desigual, en la que salta de Washington, donde el lunes se entrevistó con la consejera nacional de Seguridad, Condoleezza Rice, y Nueva York, donde el mismo día visitó al secretario general de la ONU, Kofi Annan, a Talavera de la Reina, donde el miércoles paseó por un mercado. Ese cosmopolitismo, base de su peculiar glamour, da lugar a exclamaciones como "mira, si es la ministra de la tele", que lanza una talaverana.

Palacio lo acentúa acercando a Toledo a cuanto dignatario extranjero le ha tocado recibir en Madrid y se ha prestado al viaje. Con esos apoyos, Ana Palacio se esfuerza por evitar en lo posible que se hable de la guerra de Irak y por transmitir una imagen de proximidad. El pasado miércoles, en Talavera, besó a cuantos se le acercaron, compró dos manojos de cebolletas, un plumas gris de nylon, dos pares de calcetines y tres kilos de mandarinas. También posó, durante un paseo de más de hora y media, para todas las fotografías previsibles: con un bebé, con amas de casa, con vendedores ambulantes, con una inmigrante, pelando una mandarina, junto a una pareja de policías... Prefiere los temas ecológicos y de carácter local.

A Talavera llegó en tren, para apoyar una plataforma que reivindica que se mantenga el ferrocarril convencional cuando esté construido el AVE, y se fue a un pueblo vecino para recorrer un pasillo verde y participar en un pic-nic. Pero no rechazó una invitación inesperada para hablar en un centro universitario, donde, vestida con botas y ropa de montaña, improvisó una charleta sobre política exterior, tiza en mano. Aunque trató de centrarla en la idea de que "Europa es la historia de un éxito", las preguntas sobre la guerra fueron inevitables. Y ahí hubo de recurrir a argumentos manidos, como que "cualquier ordenamiento jurídico se apoya en el uso de la fuerza" o que la decisión española de apoyar a Estados Unidos "no fue tomada buscando beneficios a corto plazo".

El resultado de todo este esfuerzo es, cuando menos, variado. "Dame un beso, guapísima, que aquí cae la izquierda", le espeta una talaverana simpatizante. "Es muy cariñosa, ven que te la presento", dice otra, que presume de relaciones. "Es todavía peor que en la televisión", comentan, en cambio, dos jóvenes; y un tercero proclama en tono de queja: "Qué poca formalidad, están cortando el paso". "Yo no quiero ministros aquí porque sea campaña. Lo que tienen que hacer es dar más trabajo", protesta un hombre a su esposa, que le pide que se pare a ver el jaleo.

Palacio no tiene, en principio, una tarea especialmente complicada, pues el Partido Popular aventaja al PSOE en Toledo tradicionalmente.