"Lo más difícil fue convencer a mi madre de que no estaba en una secta"
Muchas campañas se distribuyen a través de nodos enrutadores como Mujeres en Red, obra de Montse Boix, una periodista de 43 años, con una hija. Todo empezó en 1997: "Estaba escribiendo un dossier de Argelia y pensé que debían ser las propias argelinas quienes contasen al mundo lo que necesitaban. Así surgió Mujeres en Red, con el reto de conectar a las mujeres y darles visibilidad, como un espacio de intercambio de información, coordinación y activismo. Estamos conectadas más de 4.000 en España, Europa y América Latina". Boix está muy interesada en los programas libres porque "con ellos, es posible construir una informática menos sexista: puedes modificar lo que no te guste". Se siente también próxima "al movimento crítico a la globalización. Últimamente, hemos participado en la denuncia de mujeres asesinadas en Juárez. Las redes mexicanas solicitaron nuestro apoyo y lo canalizamos hacia la Red Feminista de Organizaciones Contra la Violencia de Género. Nuestro objetivo es dar eco a las campañas pero, en algunas ocasiones, intervenimos directamente".
Según Cornelia Sollfrank, de Old Boys Network, "el ciberfeminismo es un feminismo focalizado en el medio digital, un vehículo de discusión, la versión actualizada del feminismo, un nuevo producto y una estrategia de marketing, todo ligado más que nunca a lo estético y la ironía". "Somos el coño moderno" proclamaban, en 1992, las artistas VeNuS Matrix, inventoras del término ciberfeminismo, junto con Sadie Plant. La informática Ada Byron, Donna Haraway y su Manifiesto Cyborg, la fundadora de la primera lista para mujeres, Anita Borg, Esther Dyson o la presidenta de eBay, Meg Whitman, son sus referentes.
Pero, avisa Castells, "las mujeres que estamos en Internet no lo hacemos porque seamos feministas, sino porque nos interesa lo que aporta. Sí, la trama femenina se va tejiendo, lo que llaman empoderamiento de las mujeres a través del uso eficaz de las nuevas tecnologías, pero no hablamos de lucha de sexos, los hombres no son nuestros enemigos". Añade Monsoriu: "Mi postura es no tener nada que ver con los grupos de mujeres, en tanto que promuevo nuestra integración en colectivos tradicionalmente masculinos. Ser una mujer no es un obstáculo en Internet, tampoco una ventaja. El universo informático es asexuado. Si algo funciona, es independiente de que esté detrás un hombre o una mujer". Lo más difícil de la aventura, recuerda Monsoriu, "ha sido convencer a mi madre, durante los primeros años, de que no estaba metida en una secta".
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