_
_
_
_
Reportaje:

Un islote en un mar de asfalto

El barrio de Los Olivos, en Hortaleza, está rodeado por modernas carreteras, pero su acceso es un camino de arena

El barrio de Los Olivos, en Hortaleza, está tan mal comunicado como un pueblo recóndito. Pero este vecindario de casitas bajas habitado por más de medio millar de personas no se encuentra en mitad de la sierra, sino rodeado de urbanizaciones de lujo y modernas carreteras. Los problemas de este modesto vecindario, próximo a la lujosa urbanización del Encinar de los Reyes, comenzaron con la construcción del ensanche urbanístico de Sanchinarro, que borró del mapa el camino asfaltado por el que accedían al barrio de la Virgen del Cortijo. Pero fueron las obras de la autopista de peaje Madrid-Guadalajara, la Radial 2, las que agravaron su aislamiento.

Tras la eliminación de la carretera a Virgen del Cortijo, el único acceso a Los Olivos es una vía que, sin cartel indicador alguno, parte del kilómetro 11,8 de la autovía de Burgos (A-1), por detrás de la iglesia de los Padres Dominicos. En su primera parte está asfaltada porque por ella se llega a un colegio privado, a una residencia canina y a un vivero de plantas. Pero el asfalto desaparece al llegar a un túnel bajo la M-40.

"A veces llamas al centro de salud y te dicen que aquí no vienen"
"El camino no está en condiciones, pero ¿qué hacemos, dejar a los chavales sin escuela?"

Hasta las obras de la R-2, este camino, a través del túnel, era precario pero transitable. Pero el trazado de la citada autovía obligó a modificar el sistema de drenaje de la M-40 en ese punto y el nuevo ha convertido el paso en una piscina de barro. La única alternativa es aún peor: un camino de tierra, estrecho y lleno de baches, en el que los vehículos pesados, como el autobús que lleva a los 57 niños a la escuela, tiene que andar con cuidado para no volcar por el constante balanceo.

Hartos, los habitantes de este aislado islote, que carece de alcantarillado, alumbrado público y suministro de agua (la cogen de las fuentes), presentaron en diciembre un escrito al Ministerio de Fomento, responsable de la Radial 2, reclamándole que dote al barrio de unos accesos dignos. Es decir, que asfalte la carretera y evite que el túnel se convierta en un pantano, volviendo, al menos, a la situación previa a la construcción de la radial.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Su iniciativa, amparada en el derecho de petición previsto en la Constitución, cuenta con el apoyo jurídico de Cáritas. En tres meses, es decir, para el 20 de marzo, Fomento tiene que darles una respuesta motivada.

Portavoces del ministerio aseguran, sin embargo, que después de la construcción de la radial "la empresa concesionaria de las obras procedió a restituir el camino a su estado inicial, conectando el drenaje de la M-40 al colector de Valdebebas". "El asfaltado del camino por el que llegan los vecinos a su barrio no es competencia nuestra, sino del Ayuntamiento de Madrid", añaden.

La concejal presidente de la Junta Municipal de Hortaleza, Sandra Lorite, asegura que ha pedido explicaciones a Fomento sobre los problemas de acceso a este barrio. "A principios de febrero nos contestaron desde la Dirección General de Carreteras del ministerio diciéndonos que subsanarían el problema en unos días", afirma. Pero mientras las instituciones dan por resuelto el problema, los vecinos sienten que su aislamiento sólo es fuente de calamidades.

El pasado miércoles, según denuncian, el conductor del autobús escolar se negó a trasladar hasta el barrio a los niños a través del inseguro camino de tierra. Susana Jurado, de 30 años, vecina de Los Olivos desde hace una década y madre de dos pequeñas, explica indignada que "o porque el chófer era nuevo o porque le pareció peligroso el estado del camino, el hecho es que los niños tuvieron que volver andando ellos solitos durante un buen rato hasta que uno de los padres les vio y avisó al resto". "Cada día vemos partir el autobús con preocupación porque el camino no está en condiciones, pero ¿qué hacemos, dejar a los chavales sin escuela?", explica.

El pasado 17 de febrero, una niña de cuatro años de Los Olivos murió aplastada por un camión a las puertas de su casa. Los padres, destrozados al ver a su pequeña malherida, decidieron trasladarla por su cuenta al hospital, donde falleció al día siguiente después de aguardar a la ambulancia durante media hora. No se atrevieron a esperar más porque temieron que, como ha ocurrido otras veces, el equipo médico se hubiera perdido por la zona dado que el acceso al barrio no está señalizado.

El suceso ha conmocionado a este pequeño pueblo. Sus habitantes se preguntan si la niña se habría salvado de vivir en un lugar bien comunicado al que los servicios de emergencia llegan sin problemas. "A veces llamas al centro de salud y te dicen que aquí no vienen; o compras un electrodoméstico y el repartidor llega mucho más tarde de lo previsto y enfadado después de dar vueltas por la zona", explica Jurado, y a su lado asienten otros dos vecinos, Carmen Jiménez y Ramón Cervigón. "Y los taxis tampoco entran al barrio, llegan hasta el túnel y de ahí no pasan", puntualizan, y añaden que el correo se reparte con retraso, las basuras se recogen con menos frecuencia de lo deseable y las líneas de teléfono tardan más en instalarse que en otras zonas de la ciudad.

En este barrio nunca tuvieron autobús de línea. Pero mientras existió la carretera que enlazaba con Virgen del Cortijo podían acercarse a ese vecindario donde hay tiendas, escuela, centro de salud, farmacia, bares y parada de transporte público. "En coche tardabas cinco minutos y andando veinte, por una carretera cómoda y asfaltada; por los accesos actuales, sin embargo, tienes más de una hora de camino lleno de barro y veinte minutos si vas en coche", explica Jiménez.

En medio de tantas carencias observan, impotentes, cómo a unos pocos metros del destrozado camino de acceso a su barrio una gran superficie comercial ha construido una carretera, nueva, bien asfaltada, con sus aceras y sus luces, para acercar hasta sus puertas a los residentes de La Moraleja. "Te sientes como si fueras un ciudadano de segunda, y nosotros también pagamos impuestos", explican.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_