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Entrevista:Estrategias | ANTONI OLIVELLA | Indo

"La deslocalización puede hacerse con ética social"

Después de 25 años trabajando en la empresa catalana de lentes y gafas Indo, cuya dirección general ocupa desde 2001, Antoni Olivella ha asistido a la transformación de un negocio familiar de orientación industrial y local en un grupo profesionalizado con viraje comercial y enfoque internacional. Hasta el punto en que Olivella dice: "Indo no quiere ser española". El grupo, que en 2003 salió de números rojos (8,19 millones en 2002) y obtuvo 3,19 millones de beneficios, con unos ingresos de 125,58 millones, tiene plantas en España, Marruecos, China y, ahora, Tailandia. El grupo, cuya cuota de mercado respecto el reinado absoluto de tiempos pasados ha disminuido por la presión de los competidores (hoy es el 40% en lentes, del 12% en gafas y del 65% en maquinaria) conoce de cerca la palabra deslocalización. Defiende que ésta puede desarrollarse de forma "responsable y ética desde un punto de vista social".

Pregunta. ¿Cómo responde a la inquietud generada por los cierres de plantas?

Respuesta. Es una necesidad para buscar la competitividad de una compañía para poder llegar a ser global. Indo protagonizó una primera desloca-lización interna en España, hace 30 años. Trasladamos producción de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) a Tortosa y Zaragoza, con menores costes. Luego acometimos una deslocalización externa, cuando vimos que no estábamos preparados para la necesidad de ser más competitivos.

Nuestro plan estratégico a 10 años iniciado a principios de los noventa tenía tres patas: la deslocalización de parte de la producción, la externali-zación de servicios y la subcontratación de productos. Primero nos fuimos a Marruecos, en 1992. Luego pasamos a China y, ahora, a Tailandia. Al principio uno acomete el proceso por costes, pero nos ha permitido a la vez ser competitivos y poder exportar nuestros productos por el mundo.

P. A menudo, la desloca-lización plantea lados oscuros ligados a la ética...

R. Yo siempre digo que no tenemos una empresa china en China, sino una empresa europea en China. Una empresa puede beneficiarse de un diferencial de sueldos, pero las relaciones laborales deben estar ordenadas. Se trabaja 48 horas a la semana, no 60. Hay comedores y pagamos un 50% más que el salario mínimo interprofesional. Y tienen, claro, servicios médicos. La deslocalización se puede y debe hacer con ética. No está reñida con el concepto de responsabilidad social.

P. Pero todo este proceso ha afectado a la plantilla.

R. En 1989, éramos 2.350 personas. Hoy somos 1.650, pero 1.200 de ellos trabajan en España. Hemos crecido en plantilla porque aquí podemos fabricar productos de alto nivel por nuestra apuesta en investigación y desarrollo (I+D), y en productos que no sean de mano de obra intensiva. La I+D supone un 2,2% de la cifra de negocios. También invertimos en formación, 240.000 euros al año. Antes, el 80% de la plantilla se dedicaba a la producción, un porcentaje que hoy no alcanza el 50% de la gente.

P. ¿Cuántos empleados tienen en sus plantas de fuera?

R. En China, 180. En Marruecos, 65 y en la planta nueva de Tailandia están previstos 150. Además, una serie de talleres trabajan para nosotros, junto a las oficinas comerciales, y emplean a unas 450 personas, la mitad de ellas en España.

P. ¿No habrá en España más expedientes de regulación?

R. No, los ERE acabaron.

P. ¿Cómo ha evolucionado el negocio exterior?

R. En 2000 vendíamos fuera un 15% de lo producido. En 2003, un 23%. El objetivo es alcanzar el 55%.

P. ¿Qué estrategia de implantación tienen cuando se instalan en un país?

R. A Marruecos fuimos primero de la mano de un socio local, pero hoy la sociedad es al 100% Indo. En China, donde producimos monturas metálicas de gafas, empezamos con un 17% de participación del municipio local. Y queremos mantener un socio que nos abra puertas. Hoy producimos allí 600.000 gafas, tiene un potencial extraordinario. En Tailandia, la sociedad constituida, que requiere una inversión de 6,7 millones, es 60% Indo, un 20% el fondo de la Generalitat Invercat y un 20% Cofides. Es un país estable, con ventajas fiscales y buenos técnicos.

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