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Reportaje:

Mango, el gran almacén textil

La cadena de moda basa su competitividad en la logística

Pasearse por la trastienda del cuartel general de Mango como poco impresiona. Detrás de las oficinas, shows rooms, aulas de formación y en medio del trajín de jóvenes vestidos a la última, se alza una enorme y compleja estructura de perchas colgadas de un kilométrico engranaje en el que el ojo del visitante no da abasto con tanta ropa junta.

Mango no produce ni una prenda en España. La central de Barcelona es un gran almacén donde la ropa entra por una puerta y sale por otra
La cadena creció un 5,4% en 2003, pese a vender un 30% más en número de unidades. Consigue ser competitiva gracias a la logística

Mango es un gran almacén donde la ropa entra por una puerta y sale por otra. Quien espere encontrar allí el traqueteo frenético de un taller de confección a lo grande se equivoca. Pero no es algo nuevo, fruto de la deslo-calización de actividades textiles de poco valor añadido a países con mano de obra más barata que en España. Forma parte de la historia de la empresa, de cuando a principios de los años setenta su fundador, Isak Andic, se desplazaba a Turquía para comprar diversas prendas y las vendía al llegar a Barcelona.

Mango, cuya central está ubicada en Palau-solità i Plegamans (Barcelona), a escasos metros de la fábrica que Samsung ha decidio cerrar, es una empresa "de diseño, de investigación y desarrollo (I+D), logística, de ventas...", señala el director general de la compañía, Enric Casi. Todo menos una empresa textil, aunque sea la segunda empresa exportadora de la industria textil española, por detrás de Inditex, el imperio de Amancio Ortega, y la segunda más internacional del mundo del sector. Mango cerró 2003 con 704 tiendas en 72 países.

30.000 prendas por hora

"En nuestro sector los precios no hacen más que bajar", explica Casi. Aunque el año pasado el grupo con nombre de fruta tropical (igual en todos los idiomas del mundo) vendió un 30% más de unidades que el ejercicio anterior, la facturación de su red comercial aumentó un 5,4%, hasta superar los 1.000 millones de euros. "Sólo podemos competir mejorando nuestra productividad ¿Cómo lo hacemos? Por la vía de la logística", asevera Casi. De ahí que las tareas de recibir, almacenar y distribuir las prendas -mueve 80 millones de artículos anuales-sea la auténtica piedra de toque de la compañía, hasta el punto de que Mango se desvive para que cualquier punto de venta, esté situado en Madrid, Milán o Filipinas tenga el género que necesita justo a tiempo.

Desde la apertura de su primera tienda en 1984 en el céntrico paseo de Gracia barcelonés hasta hoy, la cadena de moda ha ido desarrollando progresivamente un sistema propio de logística, adquiriendo y adaptando las últimas tecnologías a sus instalaciones, para lo que cuenta con un equipo de 120 personas. Ello permite a Mango clasificar y distribuir a una velocidad de 30.000 prendas por hora.

Alrededor de 400 barras se encargan de garantizar que las más de 700 tiendas puedan renovar su oferta al ritmo que marca la demanda del mercado, tanto en volumen como en variedad. A medida que va entrando la ropa en el almacén, se va configurando el pedido para cada punto de venta, que es distinto en cada caso. "La de Mango es en todo el mundo igual, pero cada tienda tiene su propia personalidad. El 90% de la colección es universal, el 10% restante es local", explica el director general.

En España Mango sólo compra el 40% de las materias primas y los complementos (bolsos, zapatos). El resto procede de Estados Unidos, Asia y otros puntos de Europa. La confección, en cambio, se realiza en su totalidad en el exterior: la mitad en China, una cuarta parte en Marruecos, entre el 10% y el 15% en Europa del Este y el resto "en función de la moda".

Crecer a un ritmo de cien tiendas nuevas cada año

El camino recorrido desde los primeros viajes a Turquía del fundador de Mango, Isak Andic -este año ha entrado a formar parte de la lista de multimillonarios que elabora la revista Forbes, con un patrimonio estimado de 1.600 millones de dólares-, ha estado marcado por una expansión vertiginosa.

El desarrollo internacional se produjo en 1992, con la apertura de dos tiendas en Portugal, después de alcanzar los cien puntos de venta en España. Pero el gran vuelco llegó a partir de 1996, año a partir del cual la compañía decidió basar su crecimiento en la apertura de alrededor de un centenar de nuevos establecimientos cada año, lo que requiere una inversión anual de unos 15 millones de euros. En 1998, el volumen de negocio que generó Mango era el extranjero que superó por primera vez al nacional. En 2004 pretende doblar su presencia en China, con la inauguración de 10 tiendas y entrar en mercados como Vietnam, Macao, Azerbaiyán y Estonia.

La expansión de la cadena de los hermanos Isak y Nahman Andic se ha financiado con los resultados y con préstamos bancarios. El endeudamiento se sitúa alrededor de los 72 millones de euros, frente a unos recursos propios, en 2002, de 337 millones.

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