Izquierda, derecha, quizá centro
Leí otra vez que la noción política de izquierda y derecha se inventó en la Asamblea Francesa: los revolucionarios ocupaban los escaños a la izquierda de la presidencia (Gabriel Tortella, ayer, este periódico). Tengo una idea distinta: les mandaron a la izquierda porque era el lado "malo", el del mal ladrón, el "siniestro", palabra que en español tiene dos significados: la mano "opuesta a la derecha" (la Academia, tan conservadora en su origen, la define ya como oposición a la canónica derecha) y "avieso, malintencionado, infeliz, funesto o aciago"; propensión hacia lo malo, y muchas cosas peores. Cuando el Cid salió de Vivar se alegró porque "tuvieron la corneja diestra", de buen agüero; pero al llegar a Burgos "tuvieron la siniestra": pero el Cid, como era, "se encogió de hombros y meneó la cabeza". Zapatero, de otro estilo, más moderno -y ésa es su gran diferencia con Aznar, cavernícola, y con los educandos del PP-, dice que su Gobierno hará un giro al centro y a la izquierda. Él sabrá. Es moda de la derecha decir que esas dos posturas no tienen ya sentido, y también difiero: la izquierda sentirá siempre una tensión hacia la igualdad o, al menos, a no acentuar las diferencias; en un Gobierno de extrema derecha, como la autocracia aznarista, se han marcado más: el sistema capitalista cree que cada uno tiene lo que merece, y que Dios premia al bueno con dinero. Porque "todo poder viene de Dios", según quienes lo tienen.
La izquierda está contra las guerras: se sabe que en ellas muere el pueblo y gana el señor aunque parezca que pierde. La izquierda grita por los aplastados de Afganistán, Irak, Palestina; y culpa a un rey absoluto (un sultán riquísimo) por no ayudar a las víctimas de un terremoto. Por qué seguir: se ve cada día quién es quién.
(El Cid: por homenaje, recupero el castellano del poema: "A la exida de Bivar ovieron la corneja diestra / y entrando a Burgos ovieron la siniestra. / Meçio mio Çid los ombros y engrameo la tiesta: / "¡Albriçia, Albar Ffañez, ca echados somos de tierra!". El poder: en una encíclica del Papa éste, año 2000, lo recuerda: "Omnis potestas a Deo (Rm 13, 1): todo poder viene de Dios. En esto se basa el deber de acatamiento a las leyes y a quienes ejercen la autoridad.").
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