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El calvario de una maltratada

Condenado a 10 años de cárcel un hombre que encerró a su mujer dos días, la golpeó varias veces y le metió una factura en la boca

La historia que aquí se relata es el calvario que ha sufrido durante más de dos años una mujer maltratada. Ella lo contó con todo detalle a varios jueces, aunque el día del juicio se desdijo y afirmó que las lesiones se las había causado ella misma porque era alcohólica y se caía. Pero el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia de Barcelona no se lo cree y ha condenado al marido a diez años y medio de cárcel. Tras las denuncias, el hombre pasó mes y medio en prisión preventiva, pero actualmente está en libertad y la pareja ha reanudado la convivencia. Eso complica el cumplimiento de la sentencia,que también condena al marido, Valentín Losada, de 62 años, a no aproximarse a la mujer durante cinco años.

La víctima le denunció en varias ocasiones, pero se retractó en el juicio. El tribunal no la creyó

Afirman los jueces que la pareja "tenía frecuentes discusiones" desde que se casaron, aunque con el paso del tiempo "la relación se deterioró". Los hechos de la sentencia se inician el 12 de abril de 2000, cuando la pareja mantuvo "una fuerte discusión" y la mujer "cayó accidentalmente" y se golpeó la cabeza. Empezó a sangrar de forma abundante, pero el marido, que lo estaba viendo, la ignoró por completo. Arrastrándose por el suelo, la mujer intentó llamar por teléfono, pero el hombre también lo evitó. Entonces intentó salir a la calle a pedir auxilio, pero tampoco lo logró por la oposición de él. Al final chilló y una vecina la ayudó. Le dieron varios puntos de sutura en el ambulatorio de Barberà del Vallès (Barcelona).

Meses después, el 14 de enero de 2001, el hombre pidió explicaciones a la esposa sobre una factura de teléfono. Ella respondió que no sabía nada y él replicó "que se la iba a tragar", según la sentencia. A continuación, le metió la factura en la boca, le dio un golpe en la cara y la golpeó en el estómago y el hígado. Tardó 15 días en curar de las heridas. De nuevo, el hombre también le impidió pedir ayuda, porque él tenía todas las llaves de la casa. La mujer volvió a gritar y la misma vecina avisó a la policía. Lo primero que hicieron los agentes "ante la gravedad del estado de la perjudicada" fue llamar a una ambulancia.

El 3 de septiembre de 2001, sobre las 6 horas, "sin discusión ni agresión previa", el hombre encerró a la mujer en el domicilio, le cortó el teléfono y se fue, llevándose las llaves de las tres cerraduras. El marido regresó a las 19,30. Al día siguiente volvió a hacer lo mismo y retornó a la misma hora. Esta vez, "encolerizado", dicen los jueces. Cogió una toalla, se la lió al cuello a su esposa y la tiró al suelo. Después le dio patadas en el abdomen y el hígado sin que nadie la pudiera atender de las heridas. Al día siguiente, el hombre volvió a irse, pero regresó a las 11,30 horas y golpeó de nuevo a la mujer en la cabeza. Después se marchó y la esposa quedó "herida y en mal estado", además de encerrada. Nuevamente medió la vecina y la policía entró en la casa saltando desde una ventana de un piso contiguo. La mujer necesitó varios puntos de sutura en la cabeza.

Todo lo que explica la sentencia lo declaró la mujer en las diferentes denuncias que presentó, incluso una demanda de separación. El Juzgado de Instrucción número 1 de Cerdanyola llegó a decretar una medida de alejamiento del marido en el año 2001, cuando los jueces apenas aplicaban esas medidas.

El tribunal no se creyó las explicaciones de la mujer en el juicio, entre otras cosas porque llegó a afirmar que él "nunca le ha puesto las manos encima, ni insultado, ni vejado", mientras que el marido sí admitió que "los insultos eran frecuentes y que la golpeó en una ocasión".

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