_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Periodismo controlado

Se ha criticado con frecuencia la política sobre medios de comunicación llevada a cabo por Aznar. Sobre todo, los medios públicos. Aznar, en España, y Zaplana, aquí, han intentado conformar un grupo de medios de comunicación adictos. No contentos con el control de los públicos -RNE, TVE, Canal 9, Radio 9- que han puesto a su servicio, Aznar promovió el control de los privados recurriendo a Telefónica para que adquiriese la propiedad de Antena 3 TV y la cadena Onda Cero, mientras Zaplana intentaba, en Valencia, la creación de un grupo mediático adicto, queriendo implicar en la operación a un grupo empresarial francés, accionista de Aguas de Valencia. Operación que resultó fallida. Y es que Aznar y Zaplana no saben vivir en un clima de libertad de expresión, sin el cual no es posible la democracia. Es lo que le pasa a la derecha española que representan. La democracia les molesta. Naturalmente, este dominio de los medios, utilizados pro domo sua, conduce inexorablemente a la sumisión de sus profesionales a las consignas del poder constituido. Sobre todo en los medios públicos, como se está viendo con claridad. Hasta tal punto que, en ocasiones, ese sometimiento llega hasta el extremo de cometer delito. Y han de intervenir los tribunales. Es el caso de Urdaci, director del Informativo 2 de TVE, condenado por manipulación.

Pero se da, también, el caso, en que el condenado resulta ser el mismo político, por su afán en controlar los medios privados y castigar a aquellos que no le son adictos y se permiten la crítica. Es el caso de Zaplana, siendo presidente, que acaba de ser condenado por castigar a dos periódicos -Información de Alicante y Levante de Valencia- negándoles la publicidad institucional destinada a informar al ciudadano sobre cuestiones de su interés y a cuyo conocimiento tiene derecho. Y esto está penalizado por la ley. Son Aznar y Zaplana dos políticos que hablan de democracia, que se reclaman de centro, y Zaplana, además, presume de ser liberal. Liberal de Joaquín Garrigues. ¡Si el pobre Joaquín levantara la cabeza!

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_