Un hombre perece al derrumbarse su chalé por una explosión de gas

Ricardo Benito, de 60 años y vecino de San Lorenzo de El Escorial, murió al mediodía de ayer a consecuencia de una explosión que redujo su vivienda de dos plantas a escombros. En la casa se encontraba también su hijo mayor, de 22 años, que fue rescatado por los bomberos consciente y con heridas leves. Dos horas antes de producirse la deflagración, los servicios de Repsol-YPF habían arreglado la rotura de una conducción de gas propano situada a siete metros de la vivienda. Una máquina excavadora que trabajaba en las cercanías la había roto accidentalmente.

Un chalé adosado de dos plantas, construido hace unos 40 años y situado en la calle de Lepanto, 33, se desplomó encima de Ricardo Benito alrededor del mediodía de ayer. Cuando los bomberos le encontraron, ayudados por perros especializados en rescates, cuatro horas después de producirse la explosión, el cuerpo de Ricardo apareció en el sótano, sentado en una silla delante del ordenador. Presentaba múltiples traumatismos.

Los servicios médicos intentaron reanimarle sin éxito durante quince minutos. Su hijo, de 22 años, se encontraba en la segunda planta de la vivienda cuando tuvo lugar la explosión, ya que estaba enfermo en cama.

Los bomberos de la Comunidad de Madrid le sacaron de entre los escombros alrededor de la una de la tarde. Iba en pijama y preguntaba insistentemente por su padre. Una ambulancia de la Cruz Roja le trasladó al hospital de El Escorial, del que le dieron de alta después de ser reconocido por los médicos.

Ricardo tenía otros tres hijos, uno de 19 años y otros dos gemelos de 18 años, que habían abandonado la vivienda antes de la explosión. La esposa del fallecido, Amparo, miraba impotente los restos de lo que fue su casa, sin explicarse la causa de semejante tragedia. "Cuando me iba al trabajo, vi cómo la máquina rompía la conducción de la luz y después la del gas. Empezó a salir un chorro hacia arriba y olía a gas. Llamé a mi marido y le dije que estuviera atento a lo que estaban haciendo", relataba mientras veía a los bomberos retirar los escombros.

"Hablé con mi marido como tres veces, y al final me dijo que ya se habían ido y que todo estaba arreglado. Y ahora, me avisan, y me encuentro con esto", dice.

Donde estaba la vivienda se amontonaban ayer vigas, trozos de muro, apuntes, libros, un colchón y cuadros, entre otros restos. La familia Benito no había instalado gas propano en la casa, utilizaban electricidad y un calentador de gas butano. "Teníamos una tubería que iba por nuestra fachada para dar servicio de gas a las otras casas. A mí no me gustaba", recordaba Amparo, deshecha.

El alcalde de la localidad, José Luis Fernández Quejo (PP), indicó que la cooperativa a la que pertenece la vivienda solicitó al Ayuntamiento hace una semana una máquina excavadora de pequeño tamaño para arreglar una avería en una conducción de agua, situada en el exterior de las viviendas.

A las nueve de la mañana de ayer, el operario municipal excavó una zanja para descubrir la avería y en la maniobra rompió la tubería del gas. "Inmediatamente", continua el alcalde, "se dio aviso a Repsol y a los bomberos".

Los técnicos de la compañía de gas cortaron el suministro y repararon la conducción alrededor de las diez de la mañana. Pero dos horas después la casa saltó por los aires.