Montequinto cambia
Montequinto es un barrio tranquilo. Hasta ahora, no ha habido problemas graves de inseguridad ciudadana, y la calidad de vida es bastante aceptable. Pero esta situación está cambiando.
Estamos acostumbrados a que el Gobierno central nos engañe con las armas de destrucción masiva y la bajada de impuestos, hecho que sólo sucede en rentas superiores a los 60.000 euros. Que la educación esté cayendo en el más absoluto caos, y que la salud pública está cada vez más enferma.
En Dos Hermanas, hay un alcalde que lleva más de 20 años gobernando y que ha tenido a Montequinto como la niña fea del pueblo. Se decía que no queríamos ser de Dos Hermanas, y que el barrio no daba para más servicios. En la actualidad, el barrio sigue padeciendo la falta de colegios públicos, de una muy deficiente atención médico primaria, al haber sólo un Centro de Salud, y de una falta de limpieza que puede resultar insultante para los vecinos.
A éstos problemas se le ha unido la inseguridad ciudadana, provocada por la aparición de pandillas de jóvenes, que a la vista de la poca o nula vigilancia se dedican a romper el mobiliario urbano, incendiar contenedores o intimidar a los vecinos.
Mientras el Gobierno central nos trata de entretener con la ETA, para no dar cuenta de los engaños a que nos tiene sometidos, el Gobierno municipal de Dos Hermanas, se empeña en mostrarnos un hipódromo, que ha entrado en barrena económica.
Es hora de hacer política en serio, es hora de tomarse la política de izquierda como un alternativa a la política cutre que promueve la derechona en España. Es hora de mirar por los ciudadanos, sin realizar más factos faraónicos. Es hora de que el Gobierno municipal vea como está el Cerro Blanco, y que está pasando en su pueblo.
