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La justicia francesa cierra definitivamente el paso a Le Pen como candidato en las elecciones regionales

Se acabó. Lo que para Jean-Marie Le Pen es "un minicompló", para el Gobierno y los tribunales está claro como el agua: el líder ultraderechista francés no podrá presentarse como candidato en la Costa Azul, a cuya presidencia aspiraba en las elecciones regionales del 21 y 28 de marzo próximos. El último recurso posible se estrelló ayer contra el tribunal administrativo de Marsella, que declaró inelegible al ultraderechista porque no demostró un domicilio fiscal en la región. Sus huestes se aprestan a rentabilizar "la persecución" al veterano líder, de 75 años, que llevaba cinco meses en campaña.

Al margen de los últimos formalismos -la existencia de un sofá cama en la sede de su partido en Niza fue uno de los argumentos para probar que Le Pen vive allí-, el rigor actual contrasta con la facilidad con que se aceptó su candidatura en las anteriores regionales de 1998, cuando alcanzó el 26,5% de los votos, antesala del susto que dio en las presidenciales de 2002.

La izquierda tampoco llora la ausencia de Le Pen, "víctima de sus propios errores", según el líder socialista, François Hollande, que ve ahora la posibilidad de librar un combate clásico izquierda-derecha aprovechando la relativa debilidad de Chirac y del Gobierno de Jean-Pierre Raffarin. Los franceses dudan entre la abstención y el voto de castigo: el apoyo a la gestión de Chirac ha caído al 47%, según el último barómetro del Instituto Ifop, un año después de que la postura del presidente contra la guerra de Irak mantuviera su popularidad en niveles cercanos al resultado de 2002 (82% de los votos), obtenido contra Le Pen.

Un gran número de factores influyen en esa situación. Chirac se ha pasado en el intento de desautorizar a los jueces que condenaron al dirigente del partido mayoritario, Alain Juppé, lo cual ha servido para recordar las sospechas de corrupción que pesan sobre aquél, tapadas por la inmunidad presidencial. Los síntomas de angustia por el futuro económico y social del país tampoco ayudan al Ejecutivo. La consulta regional "podría batir un nuevo récord de desmovilización electoral", afirmaba el polítólogo Jean-Luc Parodi en un artículo publicado ayer en Le Journal du Dimanche.

Chirac y Raffarin se juegan su liderazgo sobre la mayoría y la capacidad de resistir a "candidatos alternativos" dentro de la derecha, como el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, dispuesto a concurrir a las elecciones comarcales -convocadas al mismo tiempo que las regionales- en un distrito cercano a París, guardado durante veinte años por uno de sus antecesores en Interior, Charles Pascua, que se retira a favor de Sarkozy.

A la espera del efecto que tenga la declaración de Le Pen como inelegible, el rechazo de la inmigración seguirá siendo el gran tema de su partido, el Frente Nacional, lo cual unirá ahora un ataque redoblado contra la "corrupción" de Chirac y del grupo que le rodea, puesta de relieve por la condena de Juppé y por otros procesos pendientes contra ex colaboradores del jefe del Estado. Le Pen ya ha anunciado que hará campaña "por toda Francia".

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