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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Luis Puntes Gracia, pintor y escultor

Luis Puntes Gracia -Muel, Zaragoza, 1920- murió en Zaragoza el pasado 13 de febrero. A pesar de nacer en el pueblo que, desde tiempos de los árabes, produce la cerámica más famosa de la provincia, a Puntes le atrajo primero la pintura y luego la escultura y quienes le conocieron aseguraban que pintaba esculpiendo y esculpía pintando. También trabajaba el grabado. Estudió en la Escuela de Artes de Zaragoza durante la Guerra Civil. Puntes era un artista oculto, casi secreto, que compaginó su pasión artística con su actividad empresarial en su empresa de cauchos y que se volcó, ya en su madurez, en el arte.

Se forjó como artista a partir de los años setenta, en la escultura en la que buscó caminos propios. En 1970 montó una exposición en la Sala Gambrinus que fue el inicio de su renacimiento. Pero ya antes, en la década de los cincuenta, había participado en los salones de otoño de Zaragoza y en 1951 recibió el primer premio de ese salón con su pintura Calles de Albarracín que fue seleccionada en 1953 para participar en la Bienal Hispano Americana. En ese tiempo acudía al estudio Goya donde se forjaron los artistas de la ciudad, Duce, Virgilio Albiac, Almenara. Cuando murió era presidente honorífico de dicho estudio.

Después, su despegue fue progresivo. En el año 1989 expuso en el palacio de La Aljafería. En 1991, Zaragoza le rindió un homenaje y le dedicó una calle peatonal: Andador Luis Puntes, junto a un céntrico parque. Allí se instaló su escultura de mayores dimensiones -cuatro metros de altura- El lanzador de barra aragonesa, ejecutada a partir de bocetos suyos de los años cincuenta. La escultura es un collage de chapas de hierro de desechos industriales que se alza sobre un pedestal de piedra de Calatorao. Para Puntes la obra tenía ribetes cubistas.

Pero hay más esculturas suyas en la ciudad Mujer en oración, en un torreón renacentista del Ayuntamiento de la ciudad; La Piedad en el cementerio de Torrero y una pieza suya, un busto, de los que tanto gustaba, que le liga a Brancusi, con quien compartía modos de tratar la piedra, Torso de gimnasta en reposo, que expuso en la galería Jalón en 1981 y que estuvo también en la muestra de La Aljafería y en París en 1989. Es una bella pieza tallada directamente en alabastro que fue el premio Lara de diseño que se entregaba a los arquitectos de Aragón en 1993.

Puntes fue también un destacado coleccionista de arte contemporáneo español.

Fue un dibujante excelente, acuarelista, pintor, huía de los paisajes dulces para recrearse en las tierras arcillosas que le recordaban a su pueblo, Muel. Terminó siendo más escultor, aunque su esquela reivindicaba su doble faceta y rezaba: "Luis Puntes, pintor y escultor".

Era, como él mismo decía, un explorador. "Reducirme a una sola faceta sería lamentable porque hay muchos caminos de expresión".-

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