"Laicismo auténtico es tolerancia para todos"

Tomas de Mattos ha vuelto a alterar el descanso de una historia épica. A redescubrir la manera en que los personajes secundarios allanan el camino para que el protagonista sea lo que habrá de ser. Ya lo hizo con Moby Dick. Ahora, con Jesús en La Puerta de la Misericordia.

RESPUESTA. Uno no escribe las historias que quiere. Después de muchos años me di cuenta de que necesitaba escribir este libro. Los autores cristianos, católicos o protestantes no afrontaron la vida de Jesús literariamente.

P. ¿Por qué?

R. Quizá por la inhibición de escribir sobre un personaje divino o en cuya divinidad se cree.

P. Éste es un Jesús después de los de Dostoievski, Kazantzakis o Saramago.

R. Los abordajes de Jesús en el siglo XX fueron de autores no creyentes o en crisis aguda. Saramago se define como ateo; Pasolini, como marxista, o un cristiano en crisis como Kazantzakis. Mi libro está escrito desde la fe, pero respetando la opinión del no creyente.

P. Borges escribió que Judas era el mismo Dios que decidió personarse para que se cumpliera su voluntad divina.

R. Su Judas fue fundamental para mi versión junto con Testigo de la pasión, de Papini. Es un personaje que me perturba.

P. Habla del destino o predeterminismo cuando escribe: "El futuro no guarda secretos para el Eterno".

R. Lo que digo es que contempla el futuro. Y si no todo Dios, la persona divina del padre está fuera del tiempo, está en la eternidad, por tanto no se le escapa pasado, presente y futuro.

P. Ve el destino, vaya libertad para el hombre.

R. Pero eso no quiere decir que Dios haya determinado el destino.

P. Pero es el ser supremo. ¿No hay una contradicción?

R. Yo no lo noto. Yo concibo en el hombre la autodeterminación. En lo sustancial es libre. Debemos matizar libertad con determinación. Dios nos ha reservado el rol de procreadores.

P. ¿Qué opina de la prohibición de símbolos religiosos en las escuelas de Francia?

R. El laicismo auténtico es la tolerancia de las manifestaciones religiosas de todos. Una cosa es evitar la identificación del Estado con la religión y otra vedar el ejercicio de las manifestaciones religiosas del ciudadano.

P. ¿Y por qué no dejar la religión para el fuero interno?

R. Salvo que entren en conflicto la vida y la integridad física, debe primar la libertad. La docencia es preparación para la vida, y de nada nos vale crear ámbitos escépticos donde no están en juego las ideas cuando en el mundo exterior pasa todo eso. Lo bueno es crear un plan para la tolerancia a partir de la diferencia religiosa.