CiU pretendía utilizar la crisis para entrar en el Gobierno catalán
Los nacionalistas endurecerán su oposición
Los dirigentes de Convergència i Unió (CiU) confiaban en que este segundo capítulo del caso Carod se resolviera en Ferraz, sede madrileña del PSOE, y no en Cataluña, y que fuese José Luis Rodríguez Zapatero quien impusiera a Pasqual Maragall una salida a la crisis. Pero la actitud de presión/respeto del PSOE ha sorprendido a los nacionalistas, que ya no podrán utilizar el consabido argumento de la supuesta supeditación de los socialistas catalanes. CiU quería aprovechar esta crisis para desestabilizar el tripartito y obligar a Maragall a formar una coalición de gobierno entre PSC y CiU.
Algunos dirigentes de CiU reconocieron ayer en privado que, lamentablemente, esta vez se han equivocado de estrategia. Confiaban en que la dirección del PSOE fuese más beligerante en esta crisis -desatada por el anuncio de tregua de ETA circunscrita a Cataluña- e impusiera a Maragall una drástica solución que hiciera tambalear el Ejecutivo, por ejemplo, rompiendo su pacto con Esquerra Republicana. Los nacionalistas esperaban que se repitiera la situación vivida en enero, cuando desde Ferraz se presionó para que el presidente catalán destituyera a Josep Lluís Carod como conseller en cap del Gobierno autónomo.
En esta ocasión, en cambio, Maragall y el PSC han disfrutado de total autonomía y han coordinado mejor el calendario con el PSOE. Y la plana mayor federal, exceptuando algunos barones socialistas, ha evitado el tono de sus declaraciones y han adoptado una actitud mucho más prudente. Todo ello ha desbaratado la estrategia de CiU.
Si en enero, los nacionalistas pudieron denunciar insistentemente la "supeditación" del Gobierno de la Generalitat a Madrid y a los "intereses" políticos de los socialistas españoles, esta vez CiU ha visto cómo se torcían sus propósitos. "Nosotros confiábamos en que Zapatero exhortara a Maragall a romper su pacto con Esquerra, lo que nos hubiera dado alas y nuevos argumentos durante la campaña electoral", reconoció ayer un miembro de la ejecutiva de CiU.
Si los planes de CiU se hubieran cumplido, la federación nacionalista habría aprovechado la crisis para ofrecerse como alternativa a Esquerra Republicana e integrarse en el Ejecutivo catalán. Ayer, el secretario general del partido, Josep Antoni Duran, reconoció que CiU estaría dispuesta a gobernar con los socialistas si Maragall hubiera elegido romper con Esquerra para poner fin a la polémica. "Nosotros estamos dispuestos a todo aquello que pueda ayudar a desbloquear la actual situación. Estamos al servicio del presidente de la Generalitat", afirmó Duran a Efe. Pero dejó la pelota en el tejado de los socialistas: "Son el PSC y Maragall quienes, si entienden que por aquí pasa la solución, deben hacer una oferta". Pero el presidente catalán ya dio ayer por cerrada la crisis tras haber descartado, el martes, la quiebra del tripartito.
Ante esta situación y en vísperas electorales, los nacionalistas catalanes han decidido no dar tregua política a Maragall y endurecerán su tarea opositora. De momento, CiU ha solicitado la convocatoria de un pleno extraordinario del Parlamento catalán para debatir la crisis política en Cataluña. Maragall también se convertirá en el centro de las críticas de los dirigentes de la federación en todos los actos electorales porque le consideran el "máximo responsable" de la "grave situación por la que atraviesa Cataluña y de su desprestigio".
Ayer mismo, Artur Mas no se dio por satisfecho con el nombramiento de un nuevo conseller en cap, lo que cierra la posibilidad de que Josep Lluís Carod vuelva al Gobierno, y lo calificó de "semisolución". El líder de la oposición parlamentaria instó a Maragall a buscar "soluciones más imaginativas" porque, dijo, "las cosas van a ir empeorando y la situación actual es delicada y corremos el riesgo de ir hacia un precipicio".
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