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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Dos fogonazos para combatir el frío

Etxeberria y Baraja, tras dos centros de Vicente, le permiten a España remontar el gol inicial de un atrevido Perú

Ramon Besa

De manera muy simple, la selección española resolvió un partido que se le puso complicado por la actitud desafiante de Perú y la falta de calor de la hinchada, que se olvidó de que anoche había fútbol en Montjuïc, un estadio frío por naturaleza. Desganado en el arranque, el equipo de Sáez sólo entró en calor cuando se vio con un gol en contra. Despertó entonces a tiempo y, una vez repuesto del susto, dedicó la jornada a pasar el rato. Entre unas cosas y otras, las pruebas que pretendía el seleccionador quedaron para el segundo amistoso camino de la Eurocopa. Nada nuevo en este tipo de encuentros, que se dedican más a asuntos administrativos que futbolísticos.

Perú, en cambio, puso un gran interés en el partido, entre otras cosas, porque está compitiendo por acudir al Mundial. La superioridad de su hinchada en la grada fue abrumadora y el despliegue del equipo en la cancha resultó especialmente esmerado. Jugó de salida muy junto y apretó tanto en la divisoria que desactivó a la selección de Sáez, sorprendentemente exigida en defensa y con poca salida ofensiva, pese a las escaramuzas de Vicente, que permitían adivinar cierta vulnerabilidad en la zaga montada por el técnico brasileño de Perú, Autuori.

ESPAÑA 2 - PERÚ 1

España: Casillas (Cañizares, m.46); Salgado (Raúl Bravo, m.46), Marchena, Helguera, Puyol; Xabi Alonso (Albelda, m.46), Baraja (Xavi, m.46); Etxeberria (Joaquín, m.46), Valerón, Vicente (Luque, m.46); y Raúl (Tamudo, m.46).
Perú: Ibáñez; Soto (Salas, m.46), Galliquio (Acasiete, m. 69), Rebosio, Hidalgo; Solano (García, m.81), Ciurlizza, Palacios (Quinteros, m.73), Zegarra (La Rosa, m.64); Pizarro (Farfán, m.66) y Mendoza (Silva, m.66).
Goles: 0-1. M.20. Solano, desde la frontal del área, remata cruzado tras un centro de Mendoza desde el lado izquierdo.
1-1. M. 30. Etxeberria remata de volea un centro desde la izquierda de Vicente.
2-1. M. 32. Baraja cabecea en el área chica un centro de Vicente, esta vez desde la derecha.
Árbitro: Bertrand Layec (Francia).
Olímpico de Montjuïc. 18.000 espectadores.

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Los peruanos se ganaron la pelota y la manejaron con excelente criterio: tocaron cómodamente desde la defensa, pasaron por el medio campo como les dio la gana, abrieron fácilmente a las bandas y alcanzaron posiciones de remate con frecuencia. Puyol pasó un mal rato como lateral zurdo y Casillas tuvo que sacar las manos hasta acabar vencido por un disparo de Solano, un centrocampista de gatillo fácil. Hidalgo tuvo incluso un balón franco para el 0-2, y si no marcó fue por la intervención del portero español.

De manera sorprendente, el equipo de Sáez se encontró en un serio apuro como era la obligación de disputar un partido que había preparado para rodar y probar y no para competir. La afrenta de Perú exigía una respuesta rápida por parte de España, que defendía un cartel superior y jugaba en campo propio, aunque a juzgar por el aspecto del estadio olímpico de Montjuïc nadie lo hubiera dicho.

Al rescate español acudió decidido Vicente, omnipresente con el marcador en contra y a favor. El zurdo valencianista puso un centro detrás de otro y dos goles cayeron como fruta madura en un santiamén. Etxeberria y Baraja coronaron la faena de Vicente y sancionaron la mala defensa peruana, una línea que emborronó su precioso juego combinativo de ataque. A la selección le redimió una pegada temible y su oficio para sortear el partido cuando se le puso chungo. La voracidad de Baraja, que se descolgó a menudo en el área visitante, pesó más que su capacidad para mezclar con Alonso, un asunto que parecía prioritario en el ensayo y que quedó pendiente por el azar del juego. El equipo reparó más en un marcador doloroso que en el fútbol y se fue por el partido sin miramientos.

Restablecida la jerarquía, el encuentro recuperó por unos momentos el tono que le apetecía a Sáez, interesado en cosas puntuales más que de equipo, y la poca hinchada española rebajó sus reparos hacia el equipo, presumiblemente falto de presencia ofensiva, una vez que Raúl actuó como último delantero. No hubo, en cualquier caso, noticias interesantes salvo la facilidad con la que España gobernó el partido hasta el descanso.

Más que una segunda parte, a la primera siguió un nuevo partido, porque el seleccionador español cambió hasta siete jugadores. El equipo adquirió un perfil distinto y los asuntos a resolver en sólo medio tiempo se acumularon: Xavi y Albelda aparecieron en el medio campo, Luque se probó en la selección como punta izquierdo, un puesto que le viene muy bien en el Deportivo, Raúl Bravo volvió a defender el lateral zurdo y, en un guiño al aficionado españolista, Tamudo ejerció de delantero centro y remató al palo nada más recibir la primera pelota de Puyol.

El intervencionismo de Tamudo fue una de las pocas constantes positivas del segundo acto, falto de ritmo, de fútbol, de juego y de jugadas. Las ocasiones fueron mínimas y la rueda de cambios peruana trampeó el partido de mala manera. Entre algún que otro sobresalto, y Cañizares no se libró de un par de ellos, el encuentro se fue muriendo de frío: ningún equipo expuso lo suficiente para cambiar el orden de las cosas. Así las cosas, un aficionado peruano saltó al campo para meterse en la portería española y certificar al menos la superioridad visitante en la grada. En el césped, en cambio, únicamente hubo tiempo para certificar que Joaquín centra bien. Nada más.

Valerón intenta avanzar ante la oposición de un jugador peruano.
Valerón intenta avanzar ante la oposición de un jugador peruano.VICENS GIMÉNEZ

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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