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Crítica:JUEGOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'Snowboard' artístico'

El jugador se convierte en 'snowboarder' para competir a toda velocidad y en situaciones extremas

No es necesario mirar el parte meteorológico ni el estado de las pistas porque la nieve siempre está a punto cuando el esquí, o el snowboard en este caso, se practica desde el sillón en una cálida sala de estar. 1080º Avalanche es la segunda parte de un juego de snowboard, a medio camino entre la simulación y la diversión, que se lanzó hace cinco años en la ya desaparecida Nintendo 64 y cuya continuación se puso en entredicho al romper las relaciones Nintendo con la compañía desarrolladora.

El título toma su nombre de una de las piruetas más difíciles que se pueden realizar en el aire consistente en dar tres giros completos de 360º y aterrizar sonriendo. Esta entrega permite probar ésta y otras acrobacias una y otra vez en GameCube sin miedo a una fractura.

1080º Avalanche'

Desarrolla: NST

Distribuye: Nintendo

Plataforma: GameCube

Género: Snowboard

Recomendado: 3+

Precio: 60 euros

Internet: www.nintendo.com/gamemini?gameid=m-Game-0000-810

Para ello pone a disposición del jugador varias pistas y distintos modos de juego. El principal, y desde el que se pueden desbloquear nuevas estaciones de esquí, personajes y tablas, es el modo carrera. Lo importante es llegar primero tras un vertiginoso descenso en el que esta vez se han añadido divertidas novedades. La pista donde se desarrolla la carrera está abierta al público, con lo que hay que esquivar a los palilleros, así es como llaman a los esquiadores los snowboarders, además de los consabidos árboles, rocas y placas de hielo, so pena de ser víctima de una caída y la consiguiente pérdida de tiempo.

Las primeras competiciones tienen una dificultad de principiante y permiten incluso hacer algún lucimiento en los saltos. Cuando la cosa va en serio, las carreras ya no serán en pistas, sino fuera de éstas con los evidentes peligros que supone. Habrá que esquivar manadas de animales salvajes, súbitos desprendimientos de roca y el fenómeno que apostilla el nombre del juego: terribles avalanchas que arrasan con todo a su paso.

En los momentos en que se desee algo más artístico y menos estresante conviene elegir el modo de juego Estilo Libre, del inglés freestyle. Aquí lo importante es hacer figuritas en el aire que hagan babear a los hiphoperos de pantalón caído del público. Existen tres escenarios donde propulsarse hacia arriba y obtener esos segundos de ingravidez que permiten realizar giros, posturas, agarres de la tabla de todo tipo y fardadas varias: un enorme trampolín como el de los saltos de longitud de Navidad, un half-pipe, que es el típico tobogán en forma de media caña y la pista con rampas.

El control se divide en dos partes, un poco como sería en la realidad. Por un lado hay que dominar el equilibrio sobre la tabla para hacer el descenso en sí. Si se pierde la estabilidad se indica mediante una barra que se llena cuanto más a punto de caer se está y un icono que muestra en qué dirección hay que girar la palanca para contrarrestar la caída. Por otra parte, hay que controlar los saltos, los giros y los toques o agarres de la plancha. Esto segundo es más complicado, pero es que sobre la nieve de verdad lo es aún más. En unos pocos segundos hay que ser capaz de pulsar secuencias de distintos botones para ejecutar una bonita pirueta, y para eso hay que tener sangre fría.

1080º ha evolucionado bastante gráficamente, pero no destaca por un realismo extremo. Algo que sí consigue su competidor SSX 3 de Electronic Arts, pero con la diferencia de que no está pensado como simulación sino como diversión y permite realizar acciones imposibles en la realidad. La buena banda sonora, incluye canciones como Choke del grupo Cauterize, acompaña tanto las carreras como las entretenidas repeticiones, momento en el que más se disfruta de los saltos y las situaciones límite ante las avalanchas.

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