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"Con sólo ver las ruedas..."

Miguel González

El mal estado de los aviones de origen soviético utilizados para su transporte era un secreto a voces entre las tropas españolas desplegadas en Afganistán. Tanto, que los propios militares de la agrupación ASPFOR IV, a la que pertenecía la mayoría de los 62 fallecidos en el accidente de Trabzon, lo convirtieron en objeto de bromas macabras. La imagen superior procede de un CD preparado por la agrupación para uno de sus mandos, como recuerdo de su estancia en Afganistán. Bajo el título "aviones rusos", flanqueado por los escudos de la ISAF (la fuerza de la OTAN para Afganistán) y de la propia unidad, aparece el tren de aterrizaje de un Ilyhusin 76, probablemente el que voló el 24 de marzo desde Zaragoza a Kabul, con los neumáticos visiblemente deteriorados.

El propio teniente coronel José Manuel Solar, jefe del contingente y una de las víctimas del accidente del Yak-42, elevó por conducto reglamentario dos partes de queja, referidos al vuelo de ida a Afganistán, efectuado el 15 de enero, y al viaje de vuelta de una parte de sus subordinados, el 14 de mayo.

"La compañía aérea contratada no había realizado las previsiones necesarias para realizar un vuelo de estas características (el avión llega sin carburante suficiente y no tenía los permisos de vuelo perfectamente asegurados)", denunció Solar.

"Con sólo ver las ruedas y la ropa tirada por la cabina te da la taquicardia", le decía el comandante José Manuel Ripollés a su hermano en un correo electrónico enviado pocos días antes de subir al Yak-42. "Como te puedes imaginar", explicaba, "no son aviones nuestros, sino alquilados a un grupo de piratas aéreos que en condiciones límite trasladan nuestro material y personal, te hablo de los Tupolev, los Yakovlev... Vamos como el avión, mejor dicho, el vión que tuvo una apertura fortuita en África y fueron succionados los pasajeros".

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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