El ejercicio lentifica el avance de la enfermedad hepática crónica

El sobrepeso es malo para el hígado. Una nueva investigación ha comprobado que perder peso y hacer ejercicio con regularidad lentifican el avance de la enfermedad hepática crónica en las personas con sobrepeso. El estudio, publicado en la revista Gut, pone de relieve que el hígado graso no alcohólico se diagnostica cada vez más en personas con sobrepeso, diabéticas o con síndrome de resistencia a la insulina, precursor de la diabetes. El sobrepeso y la obesidad son también factores de riesgo reconocidos para el avance de otras enfermedades hepáticas crónicas, como la hepatitis C. Antes considerada una enfermedad relativamente benigna, ahora se piensa que el hígado graso no alcohólico es mucho más grave y que puede avanzar hasta convertirse en cirrosis hepática y en cáncer de hígado.

Estas conclusiones se derivan de un estudio realizado con 31 pacientes obesos con hígado graso que hicieron dieta durante 15 meses y practicaron ejercicio con regularidad. Su programa consistía en perder peso durante tres meses y después mantenerlo los 12 siguientes. Al final del programa, más de dos tercios de los pacientes (68%) habían mantenido la pérdida de peso.

Los niveles elevados de la enzima hepática ALT (alanina aminotransferasa), que se asocian con la existencia de enfermedad hepática, eran significativamente más bajos que al comenzar el programa. Los niveles de insulina también bajaron. Lo más importante, según los autores, es que estas mejorías eran evidentes incluso en aquellos que habían perdido el 4%-5% de su peso corporal.