¡Bravo por salvar la encina milenaria!

La buenísima acción realizada por una iniciativa privada ha salvado un árbol, joya de la naturaleza. ¡Bravo por este ciudadano anónimo! Pero siento mucha vergüenza por la desidia de la Administración. Todos somos testigos del atropello que se hace a los árboles bajo la responsabilidad de las obras públicas, sin ningún esfuerzo por conservar cualquier planta o arbusto. La poda la realizan auténticos carniceros del patrimonio forestal. La tala es discriminada a merced de los mercenarios subcontratados.

Las administraciones siempre delegan en segundos o terceros para diluir sus responsabilidades. La masa arbórea de Madrid se atrapa cercando sus troncos con asfalto, hormigón y baldosines de cemento, dejando asfixiado el árbol y obligando a sus raíces a levantar el firme de aceras y paseos. En un viaje de Aguirre y Gallardón a París, por ejemplo, se traerían algunas migajas de sensibilidad ornamental. Pero los árboles de Madrid no les importan, porque donde ellos desarrollan su holganza, ocio y paseos son lugares donde sí se respeta la naturaleza. Sus opciones privadas... Los parques públicos son eso, del pueblo, de quienes necesitamos lo público... No me extraña que la imagen del rescate y salvamento de una encina milenaria por una iniciativa privada y anónima haga enmudecer de vergüenza a estos personajes, exquisitamente cultos de rancia tradición política, Gallardón, y noble abolengo de Grande de España, Aguirre.