"El delincuente es el primero que se aprovecha de las tecnologías"
Juan Titos (Granada, 1952) es el inspector jefe de la sección de Delitos contra la Propiedad de la Comisaría de Policía de Málaga. Este especialista en fraudes, con 30 años de experiencia, advierte de la proliferación de denuncias por la clonación de las tarjetas de crédito y las líneas telefónicas con tarifas especiales, los 906 y 806. Dice que el delincuente aprovecha la tecnología y recuerda la sabiduría popular: Nadie da duros a cuatro pesetas.
Pregunta. ¿Qué está sustituyendo en la actualidad al timo del tocomocho?
Respuesta. En estos momentos, el fraude en auge es la clonación de tarjetas. No se trata de falsificarlas, sino de hacer una copia igual con medios que están en el mercado y que se pueden comprar fácilmente por menos de 9.000 euros.
P. ¿Se está sofisticando el delincuente?
R. Utiliza la tecnología que existe en cada momento y es el primero en aprovecharse de ella. Se acabaron las planchas para falsificar billetes o las cuchillas para duplicar un pasaporte. Los actuales métodos de reproducción son casi perfectos. La policía se ha reciclado, pero el delito por Internet corre más que nosotros.
P. ¿Cuánto se tarda en dar un golpe con una tarjeta duplicada?
R. Se copia la banda magnética con un lector instalado en la puerta de la sucursal y por el que uno tiene acceso al cajero. Por Internet se pueden enviar los datos, la banda magnética y en unos minutos sacar un duplicado en Japón. En horas te han hecho un desfalco, sin que uno haya estado nunca en Japón.
P. ¿Y quién se dedica a ello?
R. Bandas organizadas de países del Este, especialmente rumanas. Aunque últimamente también senegaleses. Todos en situación ilegal en España, detenidos en varias ocasiones, expulsados en otras muchas y que entran de nuevo.
P. ¿El delito vuela por Internet?
R. Y se pierde también. A mí me obliga el secreto de las comunicaciones y tengo que solicitar mandamientos judiciales para seguir un rastro que puede acabar en un servidor de Singapur. Manejamos comisiones rogatorias que pueden tardar meses, que nos llevan luego a otro servidor en Chechenia. Con todo, estamos avanzando mucho y no damos nada por perdido.
P. ¿Qué ocurre con el otro gran fraude masivo a través del teléfono?
R. Cosas como la operación que desmantelamos en la plaza de la Merced de Málaga con un punto de recepción de llamadas de tarificación especial. Un chica cogía el auricular, le decía al interlocutor que esperara y lo repetía con 12 teléfonos, hasta que se cansaban y colgaban. El reclamo fue el anuncio de un piso de 130 metros por 48.000 euros. En 16 días, obtuvieron 21.000 euros en facturación a través de un 906.
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