EE UU atribuye a un jordano de Al Qaeda el atentado suicida contra Naciones Unidas
Según un documento interceptado, los grupos armados iraquíes piden ayuda a Bin Laden
Abu Musab Al Zarqaui, un jordano al que se le relaciona con la organización terrorista de Osama Bin Laden, es el probable responsable de al menos tres atentados suicidas en los últimos seis meses en Irak. Entre ellos, según fuentes del espionaje estadounidense, el que reventó la sede de Naciones Unidas en Bagdad el 19 de agosto. A Al Zarqaui se le atribuye un documento en el que los grupos armados iraquíes piden ayuda urgente a Al Qaeda. Este documento de 17 páginas está siendo estudiado por fuentes militares de Estados Unidos, que lo consideran en principio auténtico.
El texto se encontraba en un disco de ordenador intervenido a Hassan Ghul, sospechoso de pertenecer también al grupo de Bin Laden. Ghul fue detenido en una operación de registro de un domicilio en Bagdad el 23 de enero, aparentemente antes de haber conseguido hacer llegar el mensaje a la dirección de Al Qaeda.
El punto central de la estrategia que se sugiere en el documento pasa por una serie de ataques contra los chiíes -como los que ha habido- con la intención de que ellos desencadenen represalias contra los suníes. De esta forma, podría abrirse un ciclo de violencia generalizada, y es urgente hacerlo cuanto antes, dice el documento, del que The New York Times consiguió una copia: "Es la única forma de prolongar la duración del combate entre los infieles y nosotros. Si tenemos éxito al arrastrarles a una guerra de sectas, esto despertará a los adormecidos suníes, que temen la muerte y destrucción a manos de los chiíes", transcribe el diario, que valora el documento como "la prueba más clara hasta la fecha de los lazos entre los extremistas iraquíes y Al Qaeda", pero que tampoco descarta que haya sido escrito por representantes de otros grupos armados "que exageren su participación en la situación actual". Para Dan Senor, uno de los portavoces de la coalición, "la estrategia es provocar una guerra de sectas e intentar destrozar el país".
Según The New York Times, los servicios de espionaje manejan "una enorme cantidad de pruebas" según las cuales Al Zarqaui, que fue condenado en rebeldía en Jordania por el asesinato del diplomático de EE UU Laurence Foley en 2002, es el responsable de algunos de los peores atentados cometidos en Irak. Entre ellos, los del 19 de agosto de 2003 contra la sede de la ONU -23 muertos, entre ellos Sergio Vieira de Mello, representante de Kofi Annan en Irak, y el capitán de navío español Manuel Martín-Oar-; el 29 del mismo mes en la mezquita de Alí en Nayaf -85 muertos, incluido el ayatolá Mohamed Baqr al Hakim, importante dirigente chií- y el atentado del 12 de noviembre en Nassiriya contra el cuartel general de las fuerzas italianas en Irak, con más de 30 muertos.
La autoría del documento se atribuye al jordano Al Zarqawi y en él se dice que los grupos armados no consiguen apoyos a pesar de su actividad y de los atentados cometidos y que han sido incapaces de echar a las tropas de la coalición. Incluso se lamenta la ausencia de montañas en Irak para poder operar mejor. Se reivindican 25 atentados suicidas -"algunos contra chiíes y sus dirigentes, contra los americanos y sus militares y contra la policía, los militares y las fuerzas de la coalición"- y se pide a Al Qaeda ayuda urgente para mantener viva la actividad violenta para expulsar a las tropas ocupantes.
Crédito para Powell
Al Zarqaui no sería un militante directo de Al Qaeda, sino un dirigente autónomo que coordina células terroristas en diversos puntos de Oriente Próximo, Europa y norte de África, según dijo en la ONU el pasado año el secretario de Estado, Colin Powell, que el lunes trató de encontrar un poco de oxígeno después de los apuros de los últimos días relacionados con las armas de destrución masiva y dijo que el documento de 17 páginas "da algún crédito a lo que dije aquí, y es que estaba en activo en Irak y haciendo cosas que deberían conocer los iraquíes".
En opinión de Powell, el documento es "muy revelador" en dos sentidos: porque deja al descubierto la "debilidad de los esfuerzos de los grupos armados en su intento de sabotear los esfuerzos de la coalición", y porque demuestra que "no renuncian a su empeño".
Para el general Mark Kimmitt, en Bagdad, el texto es la prueba de que Al Zarqaui "está horrorizado por la determinación de la coalición, por nuestra capacidad militar y por el hecho de que estamos construyendo una estructura de seguridad que le impide establecer una base en el país. Y está aterrorizado por que Irak, en lugar de doblegarse al terrorismo, se está moviendo hacia la democracia". El general Richard Myers, jefe del Estado Mayor, dice que es la prueba "de que la estrategia de la coalición está funcionando".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.