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Reportaje:

Daños medioambientales del tren veloz

Ecologistas en Acción denuncia que Fomento incumple la declaración de impacto en la Cuenca Alta del Manzanares

Esther Sánchez

Las obras del tren de alta velocidad Madrid-Valladolid avanzan imparables por el parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares, entre los kilómetros 5,900 y 17,500.

Ecologistas en Acción asegura que ha constatado, tras una inspección del trazado en construcción por esta zona, que se están incumpliendo los requisitos de la declaración de impacto ambiental (norma de obligado cumplimiento que establece los daños sobre la naturaleza que causa una obra y las medidas que han de tomarse para paliar esos daños).

"Se están ensanchando caminos, además de abrir otros paralelos, y se están depositando materiales de las obras en zonas con vegetación. Además, en determinados lugares, la plataforma por la que irán las vías del tren es más ancha de lo estrictamente necesario. Todo esto lleva inexorablemente a que se acabe con más vegetación de la prevista", afirma María Ángeles Nieto, portavoz del grupo ecologista.

La Comunidad asegura que las obras respetan las directrices de Medio Ambiente

Los Verdes han puesto los hechos en conocimiento de la Consejería de Medio Ambiente y del director del parque regional, Antonio Sanz. Esperan que las autoridades regionales se pongan en contacto con el Ministerio de Medio Ambiente y el de Fomento, que son los responsables de hacer cumplir la declaración de impacto. "Sabemos que el ferrocarril tiene que pasar por áreas de alto valor ecológico", continúa Nieto, "pero lo menos que se puede pedir es que la afección sea la menor posible".

La preocupación mayor de los ecologistas se centra ahora en una finca, propiedad del Ayuntamiento de Madrid, que linda con el monte de El Pardo, a la altura de Tres Cantos, en la margen izquierda de la autovía M-607 según se sale de Madrid hacia Colmenar Viejo. "Es un entorno privilegiado y muy bien conservado, con pinos y encinas. La Comunidad se comprometió a que se tendría un cuidado especial con esta zona, para evitar cortar más árboles de los necesarios. Y ahora nos encontramos con esto", se lamenta Félix Sánchez, miembro de Ecologistas en Acción, mientras señala los troncos de encina ya cortados y hacinados en el suelo.

La Consejería de Medio Ambiente sostiene que las obras están perfectamente controladas. Un portavoz del Gobierno regional aseguró a este periódico que las empresas están cumpliendo al pie de la letra la resolución dictada para minimizar la afección medioambiental.

Con esta resolución se autorizó la tala de encinas, pero también se obligó a trasplantar los ejemplares que reunieran las condiciones para ello. Fomento se ha comprometido, además, a plantar cuatro árboles por cada uno que no se pueda salvar.

El portavoz de la consejería aclara que cuando se observa un tramo en obras, sobre todo de esta magnitud, puede parecer que no se está respetando lo autorizado. "Pero en este caso no es así, y en la actualidad ya se está procediendo a trasplantar ejemplares arbóreos en los terrenos afectados", afirma.

La obra del ferrocarril de alta velocidad Madrid-Valladolid, en su salida de la capital, se convirtió desde el principio en un problema. Por el lado derecho de la autovía M-607 se topaba de bruces con el núcleo urbano de Tres Cantos, y su Ayuntamiento vetó la posibilidad de que pasara por allí. Por el lado izquierdo, el espacio era muy reducido. El terreno disponible era una franja constreñida por los tres carriles en cada sentido de la carretera, con su correspondiente vía de servicio, el tren de cercanías, carreteras de acceso a fincas y, por si esto fuera poco, la valla del monte de El Pardo.

Finalmente esa fue la opción elegida, debido a que parte del terreno se encontraba ya muy degradado, aunque es un entorno que pertenece al parque regional. "Pero no toda la zona se encuentra igual. La finca municipal donde se ubica el palacio de Las Jarillas estaba muy cuidada. Es una zona de campeo del águila imperial, y hay la misma fauna que en El Pardo porque la valla está rota en algunos lugares y los animales no entienden de barreras y pasan", explica el ecologista Félix Sánchez. "Por este motivo, hay que mantener una vigilancia especial en este entorno, indepedientemente de la urgencia que puedan tener las adminsitraciones para finalizar cuanto antes el trazado del ferrocarril", argumenta.

La declaración de impacto fue muy cuidadosa con esta zona, una de cuyas funciones importantes es amortiguar los impactos exteriores hacia el monte de El Pardo. "Por ello, y ante la imposibilidad de evitar el cruce de esta zona, se procederá a la adopción de medidas compensatorias", dice la declaración. Medidas que consisten en la adquisición de la franja de terreno entre la nueva línea del tren de alta velocidad y la tapia de El Pardo en el tramo en el que discurren paralelas, donde se sitúa la línea de ferrocarril Madrid-Tres Cantos y la restauración del hábitat natural, recuperando el encinar propio de esta zona.

"Las declaraciones están bien, pero nosotros exigimos que se cumplan en su totalidad. Que no se relaje la vigilancia por parte de los responsables por motivos de urgencia o de abaratamiento de los costes", dice Nieto. Apoya sus palabras recordando que la declaración encarece el proyecto. "Y si no se cumple ¿para qué llevar a cabo este gasto?".

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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