Rajoy acusa al PSOE de "arrastrar un fardo de pesimismo" y "complicar la vida de la gente"
El candidato popular equipara una victoria socialista con "arrojar el futuro por la ventana"
"Quintaesencia del pasado"; "retrógrado"; que "arrastra un fardo de pesimismo"; que "se ofrece a arreglar lo que él ha destrozado"; que "tiene una capacidad demostrada para sembrar España de parados, arruinar el futuro de las pensiones y dividir España"; que "depende de las provocaciones para decir algo, pues, si no, no sabe hacer nada"; que "camina mirando hacia atrás"... Ésa es la "fotografía antigua" que según Mariano Rajoy ofrece su principal adversario en las elecciones del 14 de marzo, y que define a los socialistas. Y eso que había pedido a los suyos que "hagan una campaña limpia" y no "caigan en las provocaciones". Pero es que, según él, lo que pide el PSOE es que se "arroje el futuro de España por la ventana".
Los 350 candidatos del PP al Congreso de los Diputados y los 259 candidatos a senadores se reunieron ayer en la Casa de Campo de Madrid para escuchar de su líder, Mariano Rajoy, y del director de su campaña, Gabriel Elorriaga, las consignas que deben trasladar a los votantes de aquí al 14 de marzo. Rajoy les conminó a que hagan "una campaña limpia" y a que no "caigan en provocaciones".
Pero si los candidatos del PP han de seguir el ejemplo que les dio su líder, la de ayer fue la arenga de Rajoy más prolija en descalificaciones al PSOE. A José Luis Rodríguez Zapatero, su principal adversario, le llamó "el del balcón", por la foto que se hizo tras la firma del Gobierno tripartito en Cataluña. Una foto, enfatizó, "con los que charlan amistosamente con los que matan". Le reclamó que "explique por qué mantiene una coalición con quien se ha ido a dibujar el mapa del terror con ETA", y que cuente "qué modelo de Estado van a defender los socialistas en el Senado", pues el PSC repite allí la coalición de la última legislatura con ERC e Iniciativa.
Después se quejó amargamente de que el PP "sea el único partido fiable", si bien eso puede beneficiarle en las elecciones. "¡Ojalá no lo fuéramos! Yo creo que a la democracia española no le hace ningún bien no tener al menos dos grandes partidos nacionales sobre los que los españoles pudieran decir: 'Me gusta o no me gusta, pero sé lo que ofrece".
Continuó con una reedición de la acusación que más veces ha hecho el PP a los socialistas: "El PSOE tiene una capacidad demostrada para sembrar España de parados, para quebrar la Seguridad Social, para arruinar el futuro de las pensiones y para dividir a los españoles".
Y cargó contra Felipe González, bien es cierto que sin nombrarle. "El acto de la semana pasada en el Club Siglo XXI es la quintaesencia del pasado, una fotografía antigua en la que todo el mundo pasaba facturas caducadas. Es como ver la serie Cuéntame pero en malo, porque la serie es buena". Sentenció que el problema del PSOE es que "camina mirando hacia atrás".
Tras la avalancha contra el PSOE, recobró su habitual tono institucional para exponer su decálogo de Gobierno: terrorismo, pleno empleo, economía estable, menos impuestos, apoyo a las familias, seguridad en las calles y eficacia en la Justicia, cohesión social y territorial, integración de los inmigrantes "dentro de la España constitucional".
Sólo quedaba el mensaje final y, de pronto, el himno del PP empezó poco a poco a fundirse como música de fondo con las últimas palabras de Rajoy: "Otros se distraen en tirar piedras, poner zancadillas, hablar de federalismo asimétrico, pasear recuerdos de hace 60 años, quejarse de lo mal que va España y amenazarnos con Gobiernos a la balear". Eso, los otros. Con el PP, "nada ni nadie va a impedir que los españoles puedan sonreír con la cabeza bien alta ante un futuro abierto y lleno de posibilidades". El himno subía de volumen: "Que nadie nos pida que arrojemos este caudal por la ventana. Que nadie nos engañe. El futuro está al alcance de nuestra mano y no podemos ni queremos perderlo". Aplausos y a hacer campaña.
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